14 de noviembre de 2011

Muflón (Ovis musimon)

CLASE: Mamíferos
ORDEN: Artiodáctilos
FAMILIA: Bóvidos
GENERO Y ESPECIE: Ovis musimon

El muflón común o europeo se puede encontrar en muchas partes de Europa. Se extinguió hace milenios de este continente debido a la caza excesiva y los cambios climáticos, y quedó relegado a las islas de Córcega, Cerdeña y Chipre. En esta última isla fue reintroducido durante el Neolítico.

En siglos posteriores volvió al continente de mano del hombre, donde se adaptó perfectamente y hoy en día es una especie en expansión, sobre todo en las zonas montañosas. En tiempos recientes se ha llevado también a las islas Canarias, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Hawai y numerosos cotos de caza en todo el mundo, incluso en lugares tan lejanos como Chile.


El muflón europeo es un animal bastante grande que puede pesar hasta 50 kilos. Se asemeja a una oveja estilizada, de patas y cuello proporcionalmente más largos. La lana es mucho más corta y de color pardo oscuro, volviéndose blanquecina en morro, ojos, mitad inferior de las patas, glúteos y vientre.

Los machos son más grandes y robustos que las hembras y están dotados de grandes cuernos que se curvan a ambos lados de la cabeza; las hembras, en cambio, no presentan cuernos o los tienen de muy escasa longitud.


En invierno, los machos desarrollan en los costados unas manchas blancas que no aparecen en los individuos del otro sexo. Los machos tienen unos cuernos grandes, similares a las del marrano, que se curvan hacia atrás hasta casi cerrar un círculo y de mayor tamaño cuanto más viejo es el animal (máximo 80-90 cm ). Las hembras, si tienen cuernos, son muy pequeños, de 18 cm como máximo.

Habitat
El hábitat natural de los muflones son los espacios abiertos de montaña, preferiblemente de terrenos accidentados, secos y duros que en el invierno no queden cubiertos de una gruesa capa de nieve.


LEEMOS SOBRE EL MUFLÓN

Allá abajo, en el valle, las sombras de las montañas y los árboles se van extinguiendo sobre el suelo, cada vez más largas, a medida que se pone el sol. En lo alto de los montes, empero, la luz dura todavía algunas horas más, en el lentro crepúsculo de las regiones septentrionales.

A esa hora del atardecer, la manada de muflones sale a comer las hierbas que brotan en canteros naturales, pequeños islotes verdes en el paisaje escarpado y rocoso. Son decenas de animales, escasos remanentes de las enormes manadas que existían en el Mediterráneo, antes de que el hombre iniciara su exterminio.

Parado sobre una pequeña roca, el jefe del grupo obseva los alrededores, mientras los demás comen tranquilamente. En general, se alimentan de hierbas y castañas. Por su misión de centinela, el jefe es el último en comer.


Ojos, oídos y hocico de aguda sensibilidad, escrutan el aire de la tarde. Hay un olor sospechoso cerca, es el del lince que se aproxima furtivamente. A medida que la fiera se acerca, el olor se acentúa, hasta que la inquietud del jefe se convierte en alarma. Salta de la roca y comienza a trotar hacia las zonas más altas de la montaña.

Eso basta para que todos perciban que es el momento de alejarse. Dejan de pastar y comienzan a seguir al jefe, pero sin apresurarse. El lince, sin embargo, está apurado. Con su ágil carrera traspone las rocas y grietas y se acerca cada vez más. El jefe de los muflones conduce el grupo a una zona más accidentada y protectora. Pero no todos son lo suficientemente ágiles como para seguirlo. Alguno se retrasa, y el lince se abalanza sobre él, sin piedad.


La primera dentellada erra ell punto buscado; tajo en el lomo de la presa, que sufre además profundos arañazos en las costillas. Pero, todos los muflones parecen soportar las sangrías mejor que ningún otro animal, y sienten menos el dolor. En una sucesión de saltos desfallecientes, el herido consigue ascender algunos metros más por el terreno escarpado, y casi logra huir. Pero el lince es más ágil, y lo apresa.

Además de escapar del lince, el muflón pasa su vida huyendo de los lobos, o protegiendo a sus crías contra las águilas y otras rapaces, y también del hombre, ya que con su tamaño, el muflón ofrece una generosa porción de carne.

Aunque cada macho fecunde a numerosas hembras, cada una de ellas solo tiene una cría por año; o dos en caso de gemelos. La multiplicación es insuficiente para compensar las muertes producidas.



No es raro ver algunos muflones convivir con ovinos domésticos. A pesar de la diferencia de pelaje y del tamaño de los cuernos, son visibles las señales de parentesco entre las dos especies. De hecho, el muflón pertenece a la misma familia de los ovinos.

La alimentación es puramente vegetariana, y suele realizarse por la noche, cuando el muflón europeo es más activo. Sus enemigos más peligrosos son los lobos y en menor medida los osos, mientras que los linces y águilas suelen depredar sobre los individuos más jóvenes.

Para huir de los cazadores, que los persiguen con armas de fuego, los muflones trepan a los lugares más altos de la montaña. Tienen poca resistencia y escasa velocidad, pero su agilidad compensa ambas.





Si en la manada surge algún macho más joven y fuerte que el jefe, esa rivalidad culmina casi indefectiblemente, en un duelo mortal. En general uno de los contrincantes cae al abismo. A veces ambos.
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