15 de diciembre de 2011
Aves - Garza-Toro (Botaurus stellaris)
CLASE: Aves
ORDEN: Ciconiformes
FAMILIA: Ardeidos
GENERO Y ESPECIE: Botaurus stellaris
También llamada avetoro, la garza-toro es uno de los miembros del género Botaurus más comunes en los humedales de Europa. Habita también en Africa y Asia. Mide entre 70 a 80 cm y las alas, de una punta a la otra pueden medir de 100 a 130 cm.
LEEMOS SOBRE LA GARZA-TORO
Cuando la noche cae sobre el bañado desolado, se despierta de su sueño diurno; estira el pescuezo hacia arriba y emite un chillido potente, similar al mugido sordo y lastimero de un toro. De allí el nombre. Su grito vibrante puede ser oído a unos dos o tres kilómetros.
Después, esta ave solitaria se introduce en el agua fangosa, favorecida por sus largas patas, y escudriña la oscuridad, con los penetrantes ojos. Cualquier movimiento repentino en las proximidades le indica, instantáneamente, la presencia de alguna posible presa.
Insectos acuáticos, moluscos, crustáceos, sanguijuelas, ratoncitos y otros pequeños mamíferos, reptiles, batracios y pececillos, todos prácticamente corren peligro de ser alcanzados por su pico fuerte y certero, y devorados en tan sólo dos o tres movimientos rápidos.
En Europa, donde aún son más comunes, las garzas-toro son aves solitarias, que sólo se reunen en colonias en la primavera, pocas semanas después de volver de la migración anual; aunque otras especies de países cálidos no emigran. En esa época, cada macho forma su harén de varias hembras. Estas construyen nidos casi continuos, a modo de plataformas flotantes, de unos 30 o 40 centímetros de diámetro.
Ponen 5 o 6 huevos cada una, con ineervalos de tres días. La incubación y el cuidado de los polluelos también corren por cuenta de las hembras, pues el macho ya ha retornado a la soledad.
Las largas patas de la garza-toro constituyen un aspecto de su adaptación a la vida semiacuática. En los pantanos y regiones anegadizas, el ave camina por el agua, durante la noche, persiguiendo ranas, pececillos y hasta ciertos reptiles pequeños.
Con un largo de hasta 80 cm, incluyendo los 10 ú 11 de la cola, es un ave robusta, que no se intimida frente a enemigos como el zorro, que en Europa la persigue mucho. Pero es poco probable que sus terribles picotazos ahuyenten al astuto cazador.
La defensa principal de las garzas-toro es el mimetismo, no la lucha. Tanto los polluelos, como los adultos, pueden permanecer inmóviles durante horas para no ser descubiertos. Pero nota una diferencia: el plumaje de los primeros no lo oculta tanto.
La mayor parte del tiempo la garza-toro lo pasa cazando, durmiendo en tierra firme, o recorriendo los bañados en busca de posibles presas. Pocas veces se eleva, en vuelo vertical, para cambiar de lugar. En la migración, llega a recorrer miles de kilómetros.
Al alimentarse de peces, la garza-toro termina impregnando su plumaje con el mucus viscoso que reviste a sus presas. Se limpia con las uñas dentadas y desparrama el aceite sobre las plumas.
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