10 de noviembre de 2011

Murciélago (Chiroptera)



Los quirópteros o murciélagos (Chiroptera) son un orden de mamíferos placentarios cuyas extremidades superiores se desarrollaron como alas. Con aproximadamente 1.100 especies, representan aproximadamente un 20% de todas las especies de mamíferos, lo que los convierte en el segundo orden más numeroso de esta clase (tras los roedores). Están presentes en todos los continentes, excepto en la Antártida.

Son los únicos mamíferos capaces de volar. Se han extendido por casi todo el mundo y han ocupado una gran variedad de nichos ecológicos diferentes. Desempeñan un papel ecológico vital como polinizadores y también desarrollan un importante papel en la dispersión de semillas; muchas plantas tropicales dependen por completo de los murciélagos.


Tienen las patas anteriores transformadas en alas y la mayoría se guían y cazan por ecolocación. Cerca de un 70% de las especies son insectívoras y la mayor parte del resto frugívoras; algunas se alimentan de pequeños vertebrados como ranas, roedores, aves, peces, otros murciélagos o, como en el caso de los vampiros (subfamilia Desmodontinae).

Su tamaño varía desde los 29–33 mm de longitud y 2 g de peso del murciélago moscardón (Craseonycteris thonglongyai), a los más de 1,5 m de longitud y 1,2 kg de peso del zorro volador filipino (Acerodon jubatus).


A causa de los hábitos nocturnos de la mayoría de sus especies y la ancestral incomprensión sobre como podían «ver» en la oscuridad, se les consideraba y todavía se les considera a menudo como habitantes siniestros de la noche, y con pocas excepciones (como en China, donde son símbolo de felicidad y provecho) en la mayor parte del mundo los murciélagos han causado temor entre los humanos a lo largo de la historia; iconos imprescindibles en el cine de terror, aparecen en multitud de mitos y leyendas y, aunque en realidad sólo tres especies son hematófagas, a menudo se les asocia a los vampiros mitológicos.



Junto con las aves y los ya extintos pterosaurios, los murciélagos son los únicos animales vertebrados capaces de volar. Para conseguirlo, han desarrollado una serie de caracteres destinados a permitir el vuelo; excepto el pulgar, todos los dedos de las manos están particularmente alargados y sostienen una fina membrana de piel, flexible y elástica, que garantiza la sustentación. Esta membrana, denominada patagio, está formada por dos capas de piel que recubren una capa central de tejidos inervados, vasos sanguíneos y fibras musculares.



LEEMOS SOBRE EL MURCIÉLAGO


Sobre el horizonte, una línea de luz mortecina y pálida aún se resiste a la llegada de la noche. Pero, en el cilo rojo del crepúsculo ya revolotean las siluetas inquietas de los murciélagos, que recién despiertan.


A pesar de ser tan sensibles a la luz, ya que pasan el día durmiendo en lugares oscuros, los ojos del murciélago no tienen casi ninguna agudeza. Son practicamente ciegos. En compensación es capa de captar sonidos que el oído humano no percibe. Para evitar el choque con obstáculos, el muerciélago emite algunos de esos sonidos agudísimos -en rigor, ultrasonidos, pues su frecuencia es superior a la máxima que el oído humano percibe-; las ondas vuelven, luego de chocar con algún objeto, y así el murciélago puede "detectar" lo que tiene enfrente.

El mecanismo es tan eficaz, que muchos científicos lo estudian para perfeccionar equipos modernos de sonar, como los que utilizan la marina para detectar a los submarinos. De hecho, por el tiempo que el chillido tarda en ir y volver, el muerciélago puede precisar a que distancia está el objeto.


Ciertas alteraciones sufridas por las ondas sonoras durante el trayecto de ida y vuelta, por otra parte, informan al animal sobre la consistencia y tamaño del obstáculo, si está detenido o en movimiento, y otros datos similares. Si se trata de un árbol, desvía su vuelo; pero si es un insecto, trata de perseguirlo, pues la gran mayoría de los murciélagos solo se alimenta de bichitos como mariposas, moscas y mosquitos.


La hembra lleva a la cría, mamando, en sus vuelos nocturnos, sin peligro de que se caiga.

Cabeza
Su cabeza difiere considerablemente de una especie a otra. La cabeza de muchos murciélagos recuerda la de otros animales como pueden ser los ratones, pero tienen estructuras diferenciales en los quirópteros. Muchos tienen láminas nasales u otras estructuras en la cara, que sirven para emitir o potenciar los ultrasonidos. Las orejas, que en muchas especies son de gran tamaño, a menudo están dotadas de surcos o arrugas, además del trago, un lóbulo de piel que mejora su capacidad de ecolocación.


Tienen generalmente entre 32 y 38 dientes, de los cuales están especialmente desarrollados los caninos. La evolución de diferentes modos de alimentación ha desarrollado múltiples configuraciones dentales, y en este orden de mamíferos se conocen unas 50 fórmulas dentales diferentes; el vampiro común (Desmodus rotundus), con veinte dientes, es una de las especies de quiróptero con menor número. Los dientes de los microquirópteros son similares a los de los animales insectívoros; están muy afilados con el fin de penetrar el duro exoesqueleto de los insectos o la piel de la fruta. Los de los megaquirópteros están adaptados para morder la dura piel de algunos frutos.


Suelen alcanzar la madurez sexual a los doce meses, y los sistemas de apareamiento varían de una especie a otra. Algunos murciélagos tienen un comportamiento promiscuo y se unen en grupos numerosos en uno o varios árboles y copulan con varios compañeros cercanos.


Un gran número de especies se reproduce estacionalmente; las de zonas templadas a menudo lo hacen antes de iniciar la hibernación. Todas las especies que no son criadoras estacionales se dan en la zona tropical, donde los recursos son a menudo relativamente constantes todo el año. La función de la cría estacional es coordinar la reproducción con la disponibilidad de recursos que permita la supervivencia de los recién nacidos. Los murciélagos vampiro pueden nacer en cualquier época del año.


Las hembras generalmente dan a luz a una cría por camada (aunque a veces pueden ser dos) y una camada por año, sin embargo algunas especies del género Lasiurus, como el murciélago boreal rojjizo (L. borealis) de América del Norte, pueden llegar a tener tres o cuatro crías.



Predadores
Algunas especies introducidas, como el gato, se vuelven salvajes y se especializan en la caza de murciélagos.
En general los murciélagos tienen pocos depredadores naturales, que se limitan a algunas aves rapaces, mamíferos carnívoros, serpientes y lagartos de gran tamaño.
Sobre todo en los trópicos, las boas y las culebras atacan a los zorros voladores que cuelgan de las ramas; estas serpientes suben a los árboles y los capturan por sorpresa mientras descansan, sobre todo a las crías.


Cuando los ataques de estos reptiles son reiterados, pueden causar un gran impacto en algunas poblaciones al dejarlas sin jóvenes. En cambio las serpientes que cazan en las cuevas no parecen tener a los murciélagos entre sus presas habituales, y solo las atacan esporádicamente. Algunos lagartos tropicales de gran tamaño también comen murciélagos.

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