22 de noviembre de 2011

Serpientes - Lampalagua (Constrictor constrictor)

CLASE: Reptiles
ORDEN: Ofidios
FAMILIA: Boidos
GENERO Y ESPECIE: Constrictor constrictor

Es una especie de serpiente de la familia de las Boidae. Es una boa nativa de América, desde Argentina hasta el norte de México. 

Vive en hábitats con poca cantidad de agua, como desiertos y sabana, a la vez que se la puede encontrar en bosques húmedos y terrenos de cultivo. Es un reptil tanto terrestre como arbóreo.




Miden entre 0,5 y 4 m, dependiendo de la subespecie y el sexo del animal, siendo las hembras normalmente mayores que los machos. El mayor ejemplar en cautividad es una hembra de 5,5 m de Surinam que se encuentra en el Zoo de San Diego.

Presenta una atractiva coloración que consiste en superficies dorsales de tonos rojizos que quedan dentro de un fondo que puede ser blanco, rosado, marrón o dorado, dependiendo de la subespecie o los cruzamientos llevados a cabo en cautividad. Durante los días próximos a la muda, las serpientes adquieren una piel de color grisáceo poco vistosa y sus ojos se vuelven de color blanco cremoso.
En la naturaleza es raro que vivan más de 20 años, aunque en cautividad pueden alcanzar los 30 con relativa facilidad.



Llegada la época de reproducción, la hembra comienza a secretar feronomas a través de su cloaca para atraer a los machos. La hembra adquiere una posición rígida característica mientras el macho se mueve lentamente a su alrededor, siempre atento a sus movimientos. Cuando la hembra se muestre receptiva, el macho comenzará a pasar por encima de ella y a constreñirla suavemente. La hembra no ovulará hasta que no haya dado comienzo este cortejo.

Tras un largo periodo de cortejo, el macho introduce uno de sus dos hemipenes en la cloaca de la hembra y deposita su esperma. Tras la cópula la hembra intensifica su nivel de melanina, tomando un color más oscuro para absorber más calor. Durante la gestación la hembra cambiará de muda y tras cuatro meses dará a luz entre 20 y 60 crías vivas de entre 30 y 40c. Los recién nacidos normalmente no empezarán a comer hasta que hayan tenido su primera muda.



LEEMOS SOBRE LA LAMPALAGUA


El gato onza embiste y trata de morder en el cuello a la lampalagua. Pero ésta desvía la cabeza a tiempo y los colmillos se clavan mucho más abajo. Es una dentellada feroz, pero solo penetra los músculos, sin alcanzar el espinazo de la serpiente. Ella se aferra entonces a la pata trasera del felino, su cuerpo musculoso se enrosca velozmente y aprisiona al gato onza por la mitad del cuerpo.


Este trata de huir con una contorsión, y agita las garras furiosamente. Pero el anillo mortífero se cierra, dificulta cada vez más los movimientos del animal, le comprime la panza, y le traba la respiración. Otra contricción poderosa, y el gato onza desfallece; sus costillas se parten, las vértebras se desarticulan, y los órganos internos, poco a poco, van siendo aplastados. Es el fin de la lucha y la muerte de la presa.



Pero la lampalagua no descansa todavía. El gato onza no era de los más grandes; la serpiente sí. Con un largo de más de cinco metros, solo la sucurí o curiyú la sobrepasa en tamaño, entre todas las serpientes de América. Poco a poco, la boca y la garganta de la lampalagua se van dilatando, a medida que ella engulle la presa. Es una operación lenta y defectuosa.


Los músculos de la boca de la serpiente trabajan en condiciones muy difíciles, al límite de su elasticidad. Pero finalmente, todo el cuerpo de la presa termina acomodándose en el largo estómago de la lampalagua. El bocado es tan grande que, en el medo del cuerpo, la protuberancia aumenta el diámetro normal de la serpiente.


Así, saciada, permanecerá en el mismo sitio durante varios días, mientras hace la digestión. En esas condiciones es vulnerable a los ataques, porque apenas puede moverse. Pero en la selva o en el llano, solo el yaguar le da caza. Por más que resista, el reptil concluye perdiendo el combate.



En ciertas partes de Brasil, la gente mantiene lampalaguas jóvenes en sus casas; en esa situación semi doméstica e inofensiva, extermina las ratas y los ratones.


La zarigueya es otra de las presas que la lampalagua captura. Mientras se afirma con los dientes en una pata del animal, se va enroscando hasta aplastarlo.




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