Aunque la Real Academia Española recomienda el género masculino (el avestruz negro) hay quienes usan el género femenino (la avestruz negra) lo que según algunos expertos no es criticable.
Cuando nacen los polluelos miden entre 25 y 30 cm de altura, pesando unos 900 g. Durante el primer año de vida los polluelos crecen unos 25 cm al mes.
Sus alas pequeñas no les permiten volar, aun así, les ayudan a impulsarse, equilibrarse al correr y como mecanismo de defensa, agitándolas para atacar a posibles depredadores.
Posee una pequeña cabeza en relación al cuerpo, grandes ojos que miden cinco centímetros de diámetro y le proporcionan una vista excelente, pico plano y de punta roma, largo cuello desprovisto de plumas al igual que sus largas patas, que son potentes y musculadas, perfectamente adaptadas para correr, llegando a alcanzar más de 90 km/h sostenidos por unos 30 minutos.
Si se ven acorralados atacan con fuertes patadas usando sus garras como armas. Mientras que la mayoría de aves tienen cuatro dedos en cada pata, el avestruz presenta tan solo dos.
El avestruz doméstico, cuello negro o african black (Struthio camelus var. domesticus), es un mestizaje, desarrollado a partir de las subespecies Struthio camelus camelus y Struthio camelus australis, por lo tanto, no existe en la naturaleza.
De tamaño menor a las otras subespecies de avestruces, posee un comportamiento menos agresivo, lo que permite un manejo más fácil en los criaderos y la industria del avestruz.
La domesticación y ganadería de avestruces puede ir dirigida hacia la producción de carne, piel, plumas y huevos. En base a estas producciones, el avestruz es explotado a lo largo de todo el mundo, siendo un animal que se adapta bien a los diferentes climas. Algunos países productores son: Sudáfrica, Namibia, Israel, Australia, Estados Unidos, Canadá, Francia, España, Gran Bretaña, Holanda, Bélgica, Alemania, Italia, Ucrania.
Hábitat natural
Su distribución geográfica se da en zonas áridas y semiáridas, por lo que su hábitat puede comprender lugares con oscilaciones térmicas de entre los -15 y 40 °C (día y noche), lugares con gran amplitud térmica, y una pluviometría de 200 mm. Ocupa espacios abiertos, donde su altura le permite avistar a los posibles predadores que se acerquen, viviendo tanto en desiertos como en sabanas, o en llanuras de escasa vegetación donde aparezca algún que otro árbol, arbustos e hierba de la que alimentarse. Estos hábitats se encuentran preferentemente en África y Arabia.
Alrededor del 90% de los avestruces silvestres habitan en África bajo la línea del Ecuador.
La subespecie nominal, la única superviviente al norte del Ecuador, se encuentra en serio peligro de extinción. Entre los intentos de conservación de esta especie destaca su introducción en el Parque Nacional de Souss-Massa, en Marruecos, con el objeto de aclimatarlo a condiciones naturales y proceder, posteriormente, a su liberación en su antigua área de repartición cuando se pueda garantizar su supervivencia.
Es un animal herbívoro con capacidad para digerir la fibra, aunque no es un herbívoro estricto; de hecho, algunos autores lo consideran omnívoro, pudiendo ingerir pequeños animales y artrópodos. Incluso se ha observado consumiendo restos de carroña abandonados por animales carnívoros.
A diferencia de la mayoría de las aves, los avestruces no poseen buche donde almacenar el alimento; por el contrario, su proventrículo y molleja son más largas que las de las demás aves y en proporción a sus cuerpos, por lo que es ahí donde almacenará y fermentará todo lo que ingiere. Además, la molleja de las avestruces posee una pared gruesa de capa muscular muy desarrollada.
Durante la época de celo, a mediados o finales de mayo, tanto el cuello como el pico del macho toman una coloración rojiza (por acción de la testosterona), y es entonces cuando se vuelven altamente territoriales defiendo, de hecho, un área o territorio.
Para llegar a la cópula, los machos realizan un cuidado cortejo nupcial. Echándose en el suelo, en la tierra, se posicionan sentados sobre sus patas con las alas abiertas, levantando y recogiendo uno tras otro ala sincronizádamente, al tiempo que realizan un movimiento oscilante de cabeza y cuello, así como suben y bajan la cola.
El macho es el encargado de construir el nido, que consiste en una depresión cavada en la tierra. A partir de ese momento la hembra elegida, llamada hembra principal, será la primera en colocar sus huevos, ya que el macho vuelve a repetir el cortejo nupcial con otras hembras, apareándose por lo general con tres en total, pudiendo llegar hasta a las cinco.
Huevo de gallina y de avestruz
Un huevo de avestruz pesa entre 1 a 2 kg (equivale a unos 24 huevos de gallina). Son de color blanco o amarillentos (posiblemente, para evitar que se recalienten en el sol de la sabana).
Sus huevos son los más grandes de todas las aves; llegan a medir 20 cm de largo.
Eclosión y crianza
Cuando los huevos se abren, el macho se hace cargo de las crías (con ayuda de la hembra), y puede reunir crías de varias familias juntas, dado que al encontrarse dos familias de avestruces diferentes, los padres de ambos se disputan el derecho a cuidar los polluelos. Pueden llegar a verse parejas con más de cien crías y de todos los tamaños, de hecho está documentado un grupo de casi 400 jóvenes.
El avestruz adulto carece de siringe, siendo por tanto un ave silente, es decir, que por lo general no emite sonidos. No obstante, ocasionalmente manifiestan una especie de siseo en tono fuerte. Por otra parte, las crías del avestruz en estado de alteración lanzan un grito estridente, aunque más característicos son los silbidos y gorgoteos a modo de llamada que emiten hasta alcanzar el mes de nacer.
Además, el macho adulto emite un sonido de bravura cuando quiere establecer su territorio y avisar a otros ejemplares competidores, así como para controlar a sus propias crías. La fonación emitida para ello consiste en un leve sonido ronco semejante a un bramido o descrito en ocasiones como un gruñido nasal que puede recordar al de un león. También pueden usarlo durante el cortejo nupcial, donde se antoja más profundo.
Las hembras por el contrario no presentan fonación alguna, dado que el único sonido que emiten a lo largo de su vida adulta, es algo similar a un cloqueo cuando son cortejadas por el macho.