Tiene plumas blancas alrededor del cuello y en partes de las alas, en especial los machos. La cabeza carece de plumas y es de color rojo, y puede cambiar de tonalidad de acuerdo al estado emocional del ave. A diferencia de la mayor parte de las aves de presa, el macho es mayor que la hembra.
Ave carroñera, alcanza la madurez sexual a los cinco o seis años y anida entre los 3.000 y 5.000 metros de altitud, generalmente en formaciones rocosas inaccesibles. Suele poner uno o dos huevos al año. Es una de las aves más longevas, pudiendo alcanzar la edad de 50 años.
Los ejemplares adultos llegan a medir hasta 142 cm de altura, y entre 270 y 330 cm de envergadura. Pesan de 11 a 15 kg los machos y de 8 a 11 kg las hembras. Poseen la cabeza desnuda y relativamente pequeña, de color generalmente rojizo, aunque el mismo puede cambiar según el estado de ánimo del animal; pico de borde muy cortante y terminado en gancho.
Las alas son largas y anchas, y las patas, no prensiles, poseen uñas cortas y poco curvas, y con la inserción del dedo posterior elevada. Las mismas están adaptadas para la marcha y para la sujeción de la carroña.
El plumaje juvenil de ambos sexos es de color marrón hasta alcanzar en mudas sucesivas el característico plumaje negro-azulado de los adultos. Una ancha banda blanca resalta en el dorso de las alas y un nítido collar blanco no completamente cerrado al frente, protege la desnuda piel del cuello.
Los machos presentan una cresta o carúncula y pliegues en la cara y cuello que aumentan de tamaño con la edad. Sus ojos son de color café. Las hembras no poseen cresta aunque al igual que los machos presentan pliegues. Sus ojos son de color rojizo.
Es también una de las aves que vuela a mayores alturas, utilizando las corrientes térmicas ascendentes verticales de aire cálido pueden alcanzar con relativa facilidad los 7000 metros; luego puede planear por cientos de kilómetros casi sin mover las alas extendidas, el cóndor consume muy poca energía y merced a su denso plumaje puede soportar climas gélidos.
Los cóndores son prácticamente mudos al tener atrofiada la siringe.
El cóndor se alimenta de animales muertos. Una vez localizada la carroña, no desciende a comer de manera inmediata sino que se limita a volar sobre la misma o se posa en algún lugar desde donde ésta se vea claramente. Uno o dos días pueden pasar hasta que finalmente se acerca. Comienza a alimentarse en los puntos más accesibles o blandos de los cadáveres, es decir, los ojos, lengua, ano, ubre o testítuclos, abdomeny entrepierna.
Con sus fuertes y cortantes picos desgarra los tejidos y abren los cueros lo que adicionalmente facilita el aprovechamiento de la pieza por parte de carroñeros de menor envergadura. Un cóndor puede ingerir unos 5 kilogramos de carne en un día y asimismo puede ayunar hasta cinco semanas.
Para anidar escogen generalmente cuevas en grandes paredes rocosas verticales, protegidas del viento y la intemperie. Las dimensiones de los nidos son altamente variables. Depositan el único huevo directamente sobre el sustrato arenoso de las cuevas en el cual han creado una depresión presionando el pecho contra el sustrato. Igualmente utilizan el pico para dar forma final a los bordes del mismo. Este comportamiento se ha observado especialmente en los machos.
Dormideros
Los dormideros, compartidos por ejemplares adultos, sub-adultos y jóvenes de ambos sexos están generalmente localizados en riscos altos y protegidos de la lluvia, el viento y potenciales depredadores. En la mayoría de los casos observados los dormideros y posaderos preferidos, y por ende disputados, son los que reciben más temprano los rayos solares.
En ambiente natural, uno de los aspectos menos conocidos del cóndor es el referido a su reproducción. Los cóndores son básicamente monógamos, es decir que escogen una pareja y permanecen con ésta de por vida. Sólo en caso de que uno de los dos muera, el otro busca una nueva pareja.
El ciclo reproductivo del cóndor, incluido el cortejo, apareamiento, incubación y levante del polluelo hasta su emancipación dura aproximadamente dos y tres años. La especie posee el período de incubación más prolongado entre las aves rapaces; en el momento de estro o celo el color comúnmente rojizo de la piel de la cabeza se les torna amarillento.
Luego de 56 a 60 días de incubación compartida, nace el polluelo el cual es alimentado por ambos padres con carne regurgitada. A los seis meses ya intenta dar sus primeros vuelos en el área inmediata a su lugar de nacimiento y a los nueve está listo para acompañar a sus padres en sus vuelos. De ellos asimila los comportamientos básicos para su supervivencia. Al cabo de un año y medio o dos se integra a la población local, y disputa un lugar en la carroña.
Aunque hasta hace relativamente poco tiempo se clasificaba a los cóndores entre los buitres, actualmente se nota que su linaje es más próximo al de las cigueñas y garzas pese a que la divergencia evolutiva les ha distanciado grandemente en aspecto y hábitos. Lo que está comprobado es que los cóndores colonizaron sus territorios desde las zonas frías ubicadas en el sur de Sudamérica. Al elevarse la cordillera de los Andes, los biotopos con climas fríos se extendieron hasta las actuales Colombia y Venezuela y aún más al norte (California por ejemplo).
Amenazas
Las poblaciones de cóndor andino han sufrido en las últimas décadas un alarmante descenso a todo lo largo de su distribución. No existen censos históricos fidedignos para cada país que permitan tener una idea perfectamente clara de la situación. Sin embargo la condición de la especie ha pasado a ser crítica en Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú, países que conforman los Andes del Norte.
En Colombia y Venezuela se están llevando a cabo en la actualidad proyectos de repoblación en áreas históricamente habitadas por cóndores y de las cuales fueron extirpados en el siglo veinte. Con en el estudio de registros históricos, se puede afirmar que la densidad poblacional de la especie fue siempre menor en el extremo norte de su distribución (Andes del Norte) comparado con los países del sur, quizá debido parcialmente a que países como Bolivia, Chile y Argentina poseen vastos territorios relativamente despoblados de humanos y con excelente hábitat para la especie.
Amenazas
Las poblaciones de cóndor andino han sufrido en las últimas décadas un alarmante descenso a todo lo largo de su distribución. No existen censos históricos fidedignos para cada país que permitan tener una idea perfectamente clara de la situación. Sin embargo la condición de la especie ha pasado a ser crítica en Venezuela, Colombia, Ecuador y Perú, países que conforman los Andes del Norte.
En Colombia y Venezuela se están llevando a cabo en la actualidad proyectos de repoblación en áreas históricamente habitadas por cóndores y de las cuales fueron extirpados en el siglo veinte. Con en el estudio de registros históricos, se puede afirmar que la densidad poblacional de la especie fue siempre menor en el extremo norte de su distribución (Andes del Norte) comparado con los países del sur, quizá debido parcialmente a que países como Bolivia, Chile y Argentina poseen vastos territorios relativamente despoblados de humanos y con excelente hábitat para la especie.
Los incas creían que el cóndor era inmortal. Según cuenta el mito, cuando el animal siente que comienza a envejecer y que sus fuerzas se le acaban, se posa en el pico más alto y saliente de las montañas, repliega las alas, recoge las patas y se deja caer a pique contra el fondo de las quebradas, donde termina su reinado.
Esta muerte es simbólica, ya que con este acto el cóndor vuelve al nido, a las montañas, desde donde renace hacia un nuevo ciclo, una nueva vida. El cóndor simbolizaba la fuerza, la inteligencia y el enaltecimiento o exaltación. Era un animal respetado por todos aquellos que vivían en los Andes desde tiempos anteriores al descubrimiento de América, ya que no sólo traía buenos y malos presagios, sino que también era el responsable de que el sol saliera cada mañana, pues con su energía era capaz de tomar el astro y elevarlo sobre las montañas iniciando el ciclo vital.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza cataloga a la especie como casi amenazada, ya que sufre la pérdida de de su hábitat y el envenenamiento secundario por la ingesta de algunas presas matadas por cazadores. Varios países iniciaron programas de reproducción en cautividad.
La especie despliega dimorfismo sexual desde su nacimiento. Los machos alcanzan mayor peso y envergadura que las hembras.
Condor de California
El cóndor de California (Gymnogyps californianus) está emparantado con el cóndor de los Andes y no se conocen subespecies.
Poseen la cabeza desnuda y relativamente pequeña, de color generalmente rojizo, aunque el mismo puede cambiar según el estado de ánimo del animal; pico de borde muy cortante y terminado en gancho.
Las alas son largas y anchas y las patas, no prensiles, poseen uñas cortas y poco curvas, y con la inserción del dedo posterior elevada. Las mismas están adaptadas para la marcha y para la sujeción de la carroña. Alcanzan la madurez sexual aproximadamente a los siete años.
El plumaje juvenil de ambos sexos es de color marrón hasta alcanzar en mudas sucesivas el característico plumaje negro-azulado de los adultos. Cuando son adultos la cabeza y el cuello presentan barras de colores variables, anaranjado, rosa y rojo. El plumaje es negro, con una cubierta blanca debajo de las alas.
La especie despliega dimorfismo sexual desde su nacimiento. Los machos alcanzan mayor peso y envergadura que las hembras.
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