CLASE: Aves
ORDEN: Procelariformes
FAMILIA: Hidrobátidos
GENERO Y ESPECIE. Hydrobates plegicus
En alta mar, la ausencia de obstáculos naturales, como las montañas, da paso libre a los vientos y permite el desplazamiento de las olas que esos vientos levantan. Muchas aves saben reconocer las variaciones de presión que preanuncian las tempestades, y tratan inmediatamente de evitarlas; o de salir de la línea de avance que seguirá el vendaval.
Pero la procelaria o golondrina de las tormentas, como también se la denomina, no escapa. Enfrenta los turbulentos remolinos de viento, la lluvia y a las mismas olas. Continúa revoloteando sobre ellas, cuando la tempestar ruge en torno suyo. Como permanece a pocos metros sobre la superficie, depende una técnica especial y aparentemente arriesgada, para no ser "engullida" por el agua.
Cuando una ola se levanta cerca del lugar donde revolotea, el ave también se eleva en el aire, espera a que la ola avance y, tranquilamente, pisa sobre su cresta, para dar apoyo al corto salto con que se desplaza al otro lado. Es decir, deja pasar la ola por debajo. Sus patas nos se hunden al pisar, porque el rápido toque encuentra la resistencia de las membranas que unen los tres dedos de adelante, como ocurre en los patos.
De plumaje impermeable, el cuerpo pequeño y liviano, de unos 18 centímetros de largo, le asegura la supervivencia en el mar agitado. Sin embargo, pese a que flota y nada bien, la procelaria no puede sumergirse, dada su liviandad.
A menudo siguen a los navíos por largos trechos y a prudente distancia. Ocurre que la gran cantidad de residuos arrojados desde los barcos constituye un atrayente agregado de su dieta de peces y algas.
Un recurso defensivo de la procelaria es su maloliente "escupida", o emisión de un líquido oleoso, formados por los restos de la digestión de peces. Rechaza, así, hasta aves mayores como la gaviota real.
En medio de las olas agitadas, la procelaria demuestra su habilidad aerodinámica, enfrentando vientos de alta velocidad. Su nombre proviene de la voz latina "procella" que significa tormenta.
Algunos suponen que los vientos arrastran a las procelarias al interior de los continentes. De hecho, durante las migraciones ellas aparecen en el interior de Suecia y Alemania, de donde luego retoman su ruta original.
Tratándose de aves tan hábiles en el vuelo, es dudoso que tales desvíos sean causados sólo por un viento.
Del único huevo nace un polluelo de color diferente, que es alimentado y protegido cuidadosamente por la pareja. Para reproducirse, las procelarias se concentran en islas, preferentemente rocosas y deshabitadas.
La procelaria de Wilson, una especie de la familia de los Hidrobátidos, recorre 17.000 kilómetros para alcanzar su área de nidificación, en la Antártida. Después de la postura e incubación del huevo, cada pareja aguarda a que la cría esté en condiciones de acompañarla. Hacia el otoño, retornan a su hábitat del Atlántico Norte.
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