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2 de junio de 2012

Insectos - Necrófago (Necrophorus vespillo)

CLASE: Insectos
ORDEN: Coleópteros
FAMIIA: Silfidos
GENERO Y ESPECIE: Necrophorus vespillo

Su trabajo es silencioso, coordinado y eficiente, aunque no llega a compararse con el de las abejas o el de las hormigas, en materia de organización. Es decir, con divisiones tan específicas  especializadas en las tareas.



Sin embargo, los necrófagos se encuentran en una etapa de evolución que parece conducirlos a una forma de vida perfeccionada, como la de otros insectos. La división del trabajo, que ya existe en la actualidad, es bastante complicada.

Por el olfato, machos y hembras localizan los animales muertos y los entierran. A partir de entonces, las hembras continuarán en la tarea. Estas comienzan a masticar la carne en descomposición, dentro de una cámara subterránea. Después de mucho trabajar con patas y mandíbulas, el cadáver queda reducido a una bola macerada.



A continuación, cada hembra excava un nicho en la pared de la cámara, y pone allí sus huevos. Luego, aguarda algunas semanas y, en el ínterin, come de tanto en tanto. Cada vez que se alimenta derrama un líquido que acelera la descomposición, de forma tal que ingiere la comida ya digerida a medias.

Es decir, el trabajo que realiza el jugo gástrico en el estómago humano, lo hace fuera del cuerpo, el jugo digestivo de la necrófaga. Al nacer las larvas, la madre les da comer en la boca. Toma bocados de carne putrefacta, ya rociados con el líquido nombrado, mastica bien, y luego echa ese material directamente en la boca de cada una de las larvas.



Después de algún tiempo, y una vez transcurrida la primera de las tres etapas del desarrollo, las larvas se valen por sí mismas y comienzan a alimentarse solas, sin ninguna ayuda.

Insectos predominantemente nocturnos, los necrófagos se orientan por el olfato muy agudo. El olor de la carne en descomposición puede atraerlos desde una distancia de centenares de metros. Algunos acuden caminando, con el lento andar de los coleópteros, y otros lo hacen volando rápidamente al lugar.



Antes de comenzar a trabajar en el animal muerto, lo rodean y examinan, al mismo tiempo que inspeccionan el terreno. Se presenta un problema: el ratón muerto está sobre piedras, donde resulta imposible enterrarlo. Como primera medida lo arrastran hasta la tierra.



Una vez llegados al terreno blando, los coleópteros comienzan a excavar por debajo del cuerpo del animal muerto. A medid que aumenta la excavación, este se hunde. A veces el agujero es de hasta 30 centímetros.


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