Los albatros se mueven de forma muy eficiente en el aire y utilizando el planeo dinámico cubren grandes distancias con poco esfuerzo. Se alimentan de calamares, peces y krill, bien recogiendo animales muertos o capturando su alimento vivo en la superficie del agua o buceando. Son aves coloniales y la mayoría nidifica en islas oceánicas remotas, a menudo compartiendo su territorio de nidificación con otras especies. Establecen una relación monogámica que dura toda su vida.
Etimología
En idioma español el término albatros, nombre común que se aplica a los miembros de la familia Diomedeidae, proviene del inglés albatross. El término inglés proviene del portugués alcatraz (las aves homónimas en español, y que dieron nombre a la famosa prisión), que a su vez lo hace del árabe al-câdous o al-ġaţţās (un pelícano; que significa, literalmente, «buceador»).
Los fósiles más antiguos de albatros fueron encontrados en rocas que datan del Eoceno al Oligoceno, aunque algunos estén vinculados a esta familia sólo de forma provisional y ninguno parece estar particularmente cerca de las especies actuales.
Especies
En la actualidad se acepta comúnmente la división de la familia Diomedeidae en cuatro géneros, sin embargo el número de especies todavía está sujeto a debate. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y Birdlife International, entre otros, reconocen la taxonomía interina de 22 especies existentes.
Morfología y vuelo
Los albatros tienen un coeficiente de planeo elevado, alrededor de 1:22 a 1:23, lo que significa que por cada metro que descienden, avanzan de 22 a 23 metros. Les ayuda en el planeo el hecho de contar con una membrana tendinosa que bloquea el ala cuando está totalmente abierta, lo que permite mantener el ala extendida sin un esfuerzo muscular adicional. Esta adaptación morfológica la comparten con los petreles gigantes.
El despegue es uno de los pocos momentos en el que necesitan batir las alas para volar, así como la fase más exigente en términos energéticos de los vuelos efectuados por estas aves.
Los albatros combinan estas técnicas de vuelo con el uso de sistemas innatos de predicción del estado del tiempo.
Los albatros del Hemisferio Sur que vuelan hacia el Norte desde sus colonias siguen una ruta en el sentido de las agujas del reloj, mientras que los que vuelan hacia el Sur lo hacen en sentido contrario. Son aves tan bien adaptadas a su estilo de vida que presentan niveles de frecuencia cardíaca en vuelo similares a los registrados durante los periodos de reposo. Esta eficiencia funcional es tal, que no es la distancia recorrida en una salida en búsqueda de comida lo que implica un mayor gasto energético, sino los momentos de despegue, aterrizaje y de captura del alimento.
Estos eficientes viajes de larga distancia son la base de su éxito como cazador de fondo, cubriendo grandes distancias y gastando poca energía en la búsqueda de fuentes de alimento distribuidas de forma dispersa en el océano. Su adaptación al vuelo de planeo los hace, sin embargo, dependientes de la existencia de viento y olas. La mayoría de las especies no tiene condiciones morfofisiológicas que les permitan mantener un vuelo moviendo de forma activa las alas.
En situación de calma están obligados a permanecer en reposo en la superficie del agua hasta que el viento se levante de nuevo. Duermen sólo cuando reposan sobre el agua, y no mientras vuelan. Los albatros del Pacífico Norte pueden usar un estilo de vuelo en que alternan momentos en que baten las alas enérgicamente (y ganan altitud) con momentos de planeo. Cuando despegan, necesitan realizar una carrera para conseguir que pase suficiente de aire bajo las alas para que se cree la sustentación aerodinámica necesaria para levantar el vuelo.
Distribución de los albatros en todo el mundo
La mayoría de los albatros se distribuyen por el Hemisferio Sur, desde la Antártida hasta Australia, Sudáfrica y América del Sur. La excepción la constituyen las cuatro especies del Pacífico Norte, tres de las cuales son exclusivas de esta región, de Hawái a Japón, California y Alaska; y una, el albatros de las Galápagos, que anida en las islas Galápagos y se alimenta en las costas sudamericanas.
La necesidad de contar con viento, necesario para su vuelo de planeo, justifica su confinación en latitudes altas, ya que estas aves no están capacitadas para efectuar vuelos batiendo las alas, por lo que les resultaría muy difícil atravesar las zonas de calmas ecuatoriales. Esta especie, el albatros de las Galápagos, es capaz de vivir en aguas ecuatoriales en torno a las islas Galápagos debido a las aguas frías de la corriente de Humboldt y los vientos resultantes.
Ocasionalmente se han avistado algunas especies meridionales divagantes en el Atlántico Norte, permaneciendo exiliadas en la zona durante décadas. La utilización del rastreo por satélite ha permitido a los científicos una recogida significativa de datos sobre sus viajes en búsqueda de alimento efectuados a través del océano. No emprenden ninguna migración anual, pero se dispersan tras la época de reproducción, en el caso de las especies del Hemisferio Sur, realizando frecuentes viajes circumpolares.
Alimentación
En su dieta predominan los cefalópodos, peces y crustáceos, aunque también son carroñeros y complementan su alimentación con zooplancton. Hay que tener en cuenta que para un gran número de especies sólo se conoce la dieta que mantienen durante el periodo de cría, época en que vuelven regularmente a tierra, lo que permite su estudio.
Los albatros tiznados (Phoebetria palpebrata) se sumergen unos 5 metros de media para alimentarse, aunque pueden alcanzar los 12 metros de profundidad.
Con la utilización de aparatos en el océano que registran la ingestión de agua por parte de los albatros a lo largo del tiempo (lo que proporciona una duración probable de alimentación) sugiere que se alimentan preferentemente durante el día. El análisis de picos de calamar regurgitados por albatros mostró que muchos de los calamares ingeridos eran demasiado grandes como para haber sido capturados vivos
La dieta de especies como el albatros de ceja negra o el albatros de cabeza gris, está compuesta esencialmente de especies más pequeñas de calamares que tienden a hundirse tras su muerte, por lo que se presume que la necrofagia no debe desempeñar un papel importante en su dieta..
Hasta hace poco tiempo se creía que los albatros eran predominantemente recolectores de superficie, nadando paralelos al agua y capturando los calamares y peces llevados a la superficie por las corrientes, los predadores o debido a su muerte.
La implementación de medidores capilares de profundidad, que registran la profundidad máxima de zambullida alcanzada por un ave (se sujetan a su cuerpo y se recogen cuando ésta vuelve a tierra) muestran que mientras algunas especies, como el albatros errante, no bucean a más de un metro de profundidad, otras especies, como el albatros tiznado, se sumergen a profundidades medias de unos 5 metros, pudiendo llegar a alcanzar los 12,5 metros. Además de la alimentación de superficie y el buceo, también se han observado albatros que se zambullían lanzándose desde el aire en picado para capturar sus presas.
Reproducción
Los albatros errantes (Diomedea exulans) son coloniales, pero tienen grandes y espaciados territorios.
Los albatros son coloniales, por lo general nidifican en islas apartadas. En territorios de carácter más continental, se encuentran en promontorios con buen acceso al mar en varias direcciones. Muchos albatros grises y albatros de patas negras anidan bajo árboles en bosque abierto.
Como muchas otras aves marinas, los albatros siguen la estrategia de la K en su ciclo vital, es decir, una baja natalidad, compensada por una longevidad relativamente alta, retrasan el momento de procrear e invierten más esfuerzo en menos crías. Tienen una esperanza de vida relativamente prolongada; la mayor parte de las especies vive más de 50 años.
Alcanzan tarde la madurez sexual, tras aproximadamente cinco años, pero incluso una vez que han alcanzado la madurez, no se unirán a una pareja para reproducirse durante mucho tiempo (hasta más de 10 años en algunas especies) y establecen una relación monógama durante toda su vida.
Los jóvenes no criadores se unen a una colonia antes de comenzar a reproducirse, dedicándose durante varios años a practicar los complicados rituales de apareamiento y a los distintivos «bailes» tan conocidos de esta familia.
Cuando un albatros vuelve por primera vez a la colonia, baila con muchos compañeros, pero después de varios años el número de aves con que se relaciona va decayendo, hasta escoger un sólo compañero y siguen perfeccionando un lenguaje individual, que terminará siendo único para esa pareja. Toda vez que la pareja establece una relación monógama para toda su vida, la mayoría de esos bailes no volverán a realizarse.
Se cree que efectúan estos complicados y meticulosos rituales para asegurarse de que han elegido al compañero apropiado y para un mejor reconocimiento de su compañero, ya que la puesta de los huevos y el cuidado de las crías es una inversión importante. Incluso las especies que pueden completar un ciclo reproductivo en menos de un año, raramente efectúan puestas en años consecutivos. Los grandes albatros (como el albatros errante) invierten más de un año en cuidar de la cría desde la puesta hasta que ésta adquiere su plumaje.
Los albatros cuidan y protegen a sus crías hasta que son lo bastante grandes como para defenderse y termorregularse por sí mismas.
Todos los albatros meridionales construyen grandes nidos para sus huevos, utilizando hierba, arbustos, tierra, turba y hasta plumas de pingüino, mientras que las tres especies del Pacífico Norte construyen nidos más rudimentarios.
Tras la eclosión, la cría es empollada y protegida durante tres semanas hasta que sea lo bastante grande como para defenderse y termorregularse por sí misma. Durante este periodo, los progenitores alimentan al pollito con pequeñas comidas durante los cambios de turno en sus cuidados. Una vez terminado el período de empollado de la cría, ésta recibe alimento en intervalos regulares por parte de los padres, que adoptan períodos alternativos de viajes cortos y de larga duración, para proporcionarle comidas. Las comidas están formadas tanto de calamares frescos y peces como de krill, así como de aceite estomacal, un alimento energético que es más ligero y fácil de transportar que llevar piezas capturadas sin digerir.
Las crías tardan mucho en emplumar. En el caso de los grandes albatros, el proceso puede llevar hasta 280 días. Aún en el caso de albatros de menor porte, tardan de 140 a 170 días. Los jóvenes empluman solos y no reciben ninguna ayuda adicional de sus padres, que vuelven al nido cuando ya han adquirido el plumaje completo, inconscientes que su cría ya se ha marchado. Estudios sobre la dispersión de ejemplares jóvenes por el océano sugieren que existe un comportamiento de migración innato, una ruta de navegación codificada genéticamente, que los ayuda a orientarse en el mar cuando si internan en el océano por primera vez.
(Fuente: Wikipedia)
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