CLASE: Arachnida
ORDEN: Araneae
Aclaramos: El texto que sigue ha sido elaborado en base al material encontrado en Wikipedia. Cómo aquí se trata de ofrecer una aproximación básica en forma de texto y fotos, se han eliminado muchos términos científicos que pueden resultar tediosos. Por eso, para profundizar el tema sólo hay que consultar la página original de Wikipedia.
Las arañas existen en todos los continentes, excepto en la Antártida. Todas son depredadoras de pequeños animales. Tienen glándulas venenosas con las que paralizan a sus presas. Producen seda llamada tela de araña o telaraña, que usan para tejer redes de caza, tapizar refugios e incluso hacerse llevar por el viento. Hasta la fecha se han descrito más de 42.000 especies de arañas. Sólo algunos grupos son realmente peligrosas para los seres humanos. La especialidad que se ocupa de las arañas y el resto de los arácnidos se llama aracnología. Hay personas que sufren de aracnofobia, es decir miedo a las arañas.
La anatomía de las arañas coincide a grandes rasgos con la de otros arácnidos, es decir, con el cuerpo dividido en dos regiones o tagmas, prosoma (o cefalotórax) y opistosoma (o abdomen) y el mismo número y tipo de apéndices, es decir, un par de quelíceros, un par de pedipalpos y cuatro pares de patas locomotoras.
Dimensiones
Las arañas tienen longitudes corporales que oscilan entre los 0,5 mm y los 9,0 cm que alcanzan algunos migalomorfos tropicales, los cuales llegan a capturar pequeños pájaros; con las patas extendidas alguno de éstos puede sobrepasar los 25 cm. Durante el Carbonífero superior y el Pérmico existieron arañas de más de 50 cm.
Los seis pares de apéndices se insertan en el prosoma, así como los ojos simples; en cara ventral se abre la boca.
Los quelíceros presentan una sola articulación, entre la base, muy abultada, y una uña distal generalmente pequeña (en el extremo), y habitualmente portan glándulas venenosas. Cuando no se usa, la uña suele quedar más o menos protegida dentro de un surco del artejo basal.
Los pedipalpos son semejantes a las patas, pero no se apoyan en el suelo, sino que los llevan levantados por delante del cuerpo. Los machos de muchas especies emplean los pedipalpos para cortejar a las hembras, en cuyo caso pueden ser grandes o vistosos, y también como aparato copulador, que introduce una bolsa de esperma, el espermatóforo, en el cuerpo de la hembra.
Las patas locomotoras se insertan por debajo del prosoma y están constituidas por siete piezas o artejos.
Anatomía interna
Las arañas son animales depredadores que paralizan a sus presas con el veneno de sus quelíceros. La mayoría de las arañas inyectan enzimas digestivas en la presa, realizando una digestión externa, al menos parcial. Muchas mastican a la presa parcialmente con dientes que forman parte del artejo basal de los quelíceros. Ahí se localizan también comúnmente "pelos" que permiten en muchos casos filtrar eficazmente el alimento, separando las partículas sólidas del líquido.
Al principio del tubo digestivo se sitúa una faringe o estómago de función suctora. Desde la mitad del prosoma y hasta el final del opistosoma se extiende el intestino medio, dotado generalmente de divertículos, que en algunos casos se extienden incluso a las patas. La digestión química se realiza sólo parcialmente en la luz del intestino, siendo fagocitadas partículas cuya digestión enzimática se completa de manera intracelular.
El aparato circulatorio es de tipo abierto, como en todos los artrópodos, con un corazón dorsal tubular situado en la parte dorsal anterior del opistosoma, en cuya superficie se marca su presencia por un surco cardíaco. Es posible en algunos casos percibir sus latidos, de 30 a 100 por minuto, más numerosos en las arañas más pequeñas.
La hemolinfa es bombeada al corazón desde una cavidad pericárdica y proyectada fuera de él con energía. La elevada presión se ha interpretado como signo de una función hidráulica, que podría jugar un papel en el movimiento de las patas. La presión se duplica durante la muda. La hemolinfa, según es normal en los artrópodos, carece de células pigmentarias, pero no de pigmentos transportadores, que son en este caso hemocianinas, de color azulado.
La respiración se realiza por órganos internalizados, normal en animales de vida aérea, que en este caso son pulmones en libro o filotráqueas (a veces llamados tráqueas en libro), uno o dos pares que se abren en la parte mediana y ventral del opistosoma anterior. Tienen una estructura plegada, lo que multiplica la superficie de intercambio, y a través de ellos la hemolinfa circula canalizada por vasos.
Muchas arañas tienen también un sistema traqueal que no es homólogo al de los insectos.
La excreción se realiza por glándulas coxales no muy desarrolladas y por tubos que desembocan en el intestino análogos a los tubos de Malpighi de los insectos.
Alimentación
Las arañas son depredadoras. Se alimentan de presas singulares que capturan activamente. Algunas producen una red (telaraña) en la cual las presas caen por accidente, enredándose y pegándose en ella. En ese caso la araña, que permanece al acecho con las patas extendidas sobre la red, capta las vibraciones y se acerca a su presa. Otras arañas cazan al acecho, en el suelo o sobre la vegetación, detectando a sus presas por las vibraciones del sustrato o con sus ojos.
Las arañas no despedazan y tragan a sus presas, como hacen, por ejemplo, sus parientes los solífugos, sino que les inyectan veneno con sus quelíceros mientras las sujetan con sus patas y sus pedipalpos. Una vez paralizadas por el veneno les inyectan jugos digestivos, que producen una digestión externa del animal dentro de sus propios tegumentos, sorbiendo a continuación la papilla resultante. Por eso se observa a las arañas permanecer inmóviles durante largo rato mientras sujetan su presa inmóvil.
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LEEMOS SOBRE LAS ARAÑAS
Arácnidos, bajo lupa. ¡No tema! Esta araña cuida de usted
Fernando González-Sitges - XL Semanal
Las tememos, las odiamos, las consideramos malignas...y nos equivocamos. De las más de 50.000 especies de arañas conocidas, solo una docena pueden resultar peligrosas para el hombre. Sepa por qué estos animales llevan en la Tierra 380 millones de años y garantizan nuestra propia existencia.
Su timidez estaba más que justificada. La posibilidad de que su pretendida lo aceptara le atraía y le asustaba a partes iguales. Sabía que en aquel juego sexual se jugaba la vida.
Ella era realmente impresionante; un reto casi imposible para alguien tan pequeño e insignificante como él, varias veces más pequeño que ella. Pero quizá con el regalo que llevaba para ofrecerle un apetecible presente con envoltura de seda tendría alguna posibilidad. Despacio, con timidez, el pretendiente se acercó a la que deseaba como pareja. Cuando a pesar de su escasa vista la pudo sentir a corta distancia, expuso su regalo llevándolo por delante como una muestra de sus inconfesables deseos. Entonces, su pretendida lo notó.
Con movimientos lentos, se giró fijando en él sus ocho ojos, negros como un abismo. Todo lo que se movía a su alrededor era susceptible de ser devorado. Y un pretendiente no era para menos.
El pequeño macho vio sus intenciones y con movimientos rápidos movió el regalo, una presa envuelta en su tela de seda. La araña atrapó de inmediato el envoltorio y le inyectó un veneno capaz de disolver el cuerpo del pretendiente en cuestión de minutos. Mientras la hembra se entretenía con el regalo, el macho aprovechó para aparearse. Apenas tardó unos segundos y puso pies en polvorosa. Su objetivo estaba asegurado y había salvado la vida; todo un logro en el mundo de las arañas.
Las arañas llevan en la Tierra 380 millones de años. Desde aquellos lejanos tiempos del Devónico se han diversificado en más de 50.000 especies, colonizando todos los ecosistemas de la Tierra y extendiéndose por todos los continentes a excepción de la Antártida. Las hay diminutas, tan pequeñas que cuando se quieren trasladar sueltan una pequeña seda y el viento las arrastra largas distancias, y grandes, de más de 25 centímetros si extienden sus poderosas patas. Y las hubo aún mayores.
En los remotos tiempos del Carbonífero y el Pérmico, gigantescas arañas de más de 50 centímetros poblaban bosques y pantanos. Desde entonces, desde su mismo origen como verdaderas arañas, todas las especies comparten rasgos distintivos. Todas tienen el cuerpo dividido en dos partes prosota y opistosoma, cuentan con varios pares de ojos simples generalmente cuatro, aunque algunas especies tienen tres o incluso dos, que en la mayoría de las especies son de precaria visión; y todas tienen cuatro pares de patas. También comparten otra característica: los humanos en general las temen, las odian o consideran malignas. Y se equivocan.
A pesar de una pésima fama que las hace parecer temibles, solo una docena de las más de 50.000 especies conocidas pueden resultar peligrosas para el ser humano. Incluso las migalas esas arañas enormes y peludas que llamamos equivocadamente 'tarántulas' son, en su mayoría, poco peligrosas. El veneno de un mordisco de estas gigantes equivale generalmente al del picotazo de una abeja.
Pero, con su aspecto terrible y con algunas parientes realmente peligrosas, la mala fama se ha extendido a toda la familia.Las verdaderas tarántulas, las arañas de la familia Lycosidae, no son tan aparentes como las migalas, pero su aspecto sigue siendo bastante amenazador. En España tenemos varias especies y en Italia fueron objeto de una larga literatura en la que se exageraba el veneno de su picadura. En realidad son arañas que viven en nidos tubulares excavados en tierra o entre las rocas y cuya picadura, aunque dolorosa, no reviste gravedad.
Como en tantos otros casos, las apariencias engañan. Las arañas más peligrosas, capaces de matar a una persona con una picadura, son por lo general más pequeñas y de aspecto poco amenazador.
Las famosas viudas, arañas del género Latrodectus, son las más conocidas. Casi todo el mundo ha oído hablar de la viuda negra, una araña americana, pero casi nadie sabe que también en Europa, incluso en España, hay arañas de la misma familia. Por suerte, las viudas europeas son menos peligrosas que las americanas y no hay registro de ningún caso fatal por picadura de viuda en Europa.Tendemos a estereotipar las arañas, su peligro y su forma de cazar. Las imaginamos, peligrosas y peludas, en una tela de perfecta geometría esperando a que una presa quede atrapada en su red.
Pero las arañas son tan diversas como uno pueda imaginar.
A la hora de cazar, Las hay que acechan a sus presas y las cazan directamente, sin necesidad de tela. Otras enrollan el pegajoso hilo de seda alrededor de sus dos patas delanteras y lo lanzan a modo de red cuando ven pasar a algún animal comestible. Algunas crean con su tela esferas subacuáticas donde almacenan oxígeno para llevar allí a sus presas y devorarlas bajo el agua, fuera del alcance de los predadores. Incluso las hay que se esconden bajo tierra, cierran su agujero con arena y piedras compactadas, arman una bisagra de tela en la tapa de su escondite y esperan a que algún pequeño insecto se acerque para abrir rápidamente la tapa, surgir del suelo por sorpresa, atrapar a la desprevenida víctima y llevarla consigo a la cueva tapando de nuevo la salida.
Nuestro desconocimiento de las arañas no solo se traduce en una exageración del peligro que suponen sus picaduras. Tampoco conocemos las ventajas que aportan a la humanidad. Porque ejercen un activo papel en el control de plagas. Las arañas son las mayores consumidoras de insectos del planeta. Millones de telas atrapan y eliminan a cientos de millones de insectos cada año; insectos que acaban con las cosechas, transmiten enfermedades y azotan nuestras reservas de alimentos. Quizá si pensáramos un poco más en su papel, veríamos que las arañas, lejos de ser enemigos, son aliadas valiosísimas para el futuro de nuestra especie.
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