CLASE: Mamíferos
ORDEN: Carnívoros
FAMILIA: Cánidos
GENERO Y ESPECIE: Vulpes vulpes
Su nombre científico,
Vulpes vulpes, no es más que la repetición de la palabra latina, vulpes, que significa zorro. Su nombre común de zorro rojo viene de su coloración más habitual en la naturaleza, el pardo rojizo, aunque existen individuos de una gran gama de colores, dándose variedades como el denominado zorro plateado, que es de tonos grises y que se ha criado en cautividad con fines peleteros.
El zorro común es de lejos la especie especie de zorro más abundante, encontrándose en casi cualquier hábitat del hemisferio norte, ya sean bosques, praderas, zonas costeras, la tundra alpina, la taiga o las mesetas montañosas. El zorro es capaz de sobrevivir en zonas urbanizadas y densamente pobladas por el hombre.
Es un animal silencioso y muy cauteloso, que caza sobre todo por la noche. Durante el día permanece oculto entre los matorrales o en sus madrigueras, excavadas en parajes secos y escondidos, a menudo entre las rocas, los barrancos herbosos y las espesuras.
Los zorros presentan cierto dimorfismo sexual, siendo los machos un 15% mayores que las hembras. Su tamaño se puede estimar por las huellas. Las huellas de zorro común son de media de 4,4 cm de ancho y 5,7 cm de largo. La distancia normal entre pasos al trote para un zorro es de entre 33 a 38 cm.
En Norteamérica el pelaje de los zorros suele ser largo y suave mientras que los zorros europeos lo tienen más corto y menos esponjoso. Durante el otoño y el invierno los zorros se cubren con una capa de pelo más larga y espesa. Esta capa de invierno esta destinada a protegerles de las bajas temperaturas y se cae al iniciarse la primavera, quedándose con una capa de verano más corta y menos poblada.
El color de los ojos del zorro varía del anaranjado al amarillo dorado. Sus pupilas no son redondas sino elípticas y orientadas en posición vertical. Aunque es de hábitos nocturnos su visión en la oscuridad de la noche es pobre, guiándose más por el olfato y el oído. Sus fuertes patas le permiten alcanzar velocidades considerables de hasta 72 km, que le hacen capaz de alcanzar veloces presas o evadirse de sus predadores.
Su larga y poblada cola, que suele llevar en posición horizontal, forma parte de su imagen icónica. Mide aproximadamente una tercera parte de su longitud total. La usa para multitud de tareas: como almohada cuando duerme, para protegerse de la radiación solar, para comunicarse o espantar insectos. Además le sirve para mantener el equilibrio cuando corre o salta. Su distintiva punta blanca nos sirve para identificarlo rápidamente y distinguirlo de otros cánidos.
Los zorros carecen de los músculos faciales necesarios para enseñar los dientes, como hacen el resto de los cánidos.
LEEMOS SOBRE EL ZORRO
Es noche cerrada y el zorro colorado camina entre los arbustos, con el hocico casi pegado al suelo, husmeando en busca de un rastro reciente. Pero esta vez no es el olfato, sino el oído, el que le hace percibir la presencia de la presa.
A una distancia de 70 metros, oye el chillido agudo y corto de un ratón. Inmediatamente apura el paso y se dirige hacia dónde ha surgido el ruido. Cuando llega, el ratón ya está lejos. Pero ahora entra en acción el olfato. Con el rastro seguro, comienza la persecución.
Finalmente, al avistar la presa, da un rodeo para colocarse al acecho un poco más adelante, detrás de una mata. Cuando el ratón pasa, el zorro salta bien alto y cae sobre él verticalmente, con las cuatro patas casi unidas.
El animalito lucha por liberarse, pero un mordiscón certero le parte el espinazo a la altura de la nuca. Esta vez fue fácil, aunque la presa solo le sirve de aperitivo. Pero no siempre es así. Animal de un apetito indiscriminado, el zorro colorado caza también lagartos, víboras, gamos, cabras, ovejas y aves, en accidentadas correrías, donde muchas veces la pesa escapa.
Con el fin de mitigar el hambre, el zorro trepa a los árboles para, por lo menos, engullir alguna fruta.
Su vida de lucha comienza muy pronto. Hasta las seis semanas, los zorritos son alimentados por la madre, que les da comida en la boca. Pero a partir de esa edad, la zorra los sca de la cueva.
El aprendizaje se completa en dos o tres semanas. A partir de entonces, quedan librados a su suerte.
En el invierno, cuando ls aves emigran y muchas presas pequeñas hibernan, el zorro se ve obligado a cazar crías de gamo y otros cérvidos. Para forzar al erizo a deshacer la bola de espinas en que se convierte, tiene un recurso: orina sobre él. Por reflejo, el animal trata de huir y queda expuesto a los mordiscos.
Las cuevas de zorro son guaridas de hasta tres metros de profundidad. Tienen una cámara central y un laberinto de galerías, con una única salida. En caso de peligro huye, mientras el invasor vacila ante los muchos caminos a seguir. Pero a veces ocupa cuevas ajenas.
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