ORDEN: Marsupiales
FAMILIA: Falangéridos
GENERO Y ESPECIE: Trichosurus vulpecula
También llamado pósum de cola de cepillo, está incluido en la lista 100 de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
El Trichosurus vulpecula, escaso en Tasmania y Australia, donde llegó a estar en peligro de extinción, introducido en Nueva Zelanda para la industria del cuero, ha causado un daño considerable a los bosques autóctonos cambiando su composición y estructura por la defoliación y erradicación de sus plantas alimenticias preferidas.
Es el más grande oposum marsupial visto por los ciudadanos, ya que es uno de los pocos que abundan en las ciudades, en la naturaleza y espacios modificados por el hombre.
Pese a que se parece a la cola de un zorro, la característica cola prensil está pelada por abajo. Es un animal solitario y poco sociable de hábitos arborícolas nocturnos, alimentándose de noche de vegetales, aunque no desprecia otros alimentos tanto de origen animal como pollos de aves o la corteza de los árboles.
Salta y trepa ágilmente, nidifica en los árboles, troncos huecos o agujeros en rocas o en el suelo. Es capaz de emitir silbidos y gruñidos y usa las garras delanteras para alimentarse y defenderse.
Es plena noche; la luna domina el firmamento, y la zorra marsupial camina ágil sobre las delgadas ramas de un árbol. Cuando el tronco se balancea bajo su peso, se detiene; enrosca la punta de la cola y, asegurada así, extiende el hocico para engullir un brote.
Pero, cuando está comiendo, algo se mueve entre los pelos de su vientre y de pronto surge una cabecita de ojos vivos. Es el cachorro, que emite débiles chillidos. La madre lo ignora; él todavía no está en edad de comer. Antes de poder vivir en el mundo exterior debe continuar mamando, durante unas semanas más.
Mientras ella mastica el brote, el pequeño desaparece dentro del marsupio; se remece un poco y pronto se aquieta. Dentro de la bolsa, el pequeño, aferrado a una de las mamas, chupa la leche. La madre prosigue su caminata, en busca de más brotes.
En los bosques de Nueva Zelanda, donde fue introducido, existen menos carnívoros que en Australia, por eso el zorro marsupial no tiene muchos enemigos, exceptuando al hombre.
La zorra marsupial que está recorriendo los árboles solo debe temer el ataque de un varano o de un áaguila de cola larga. Siente, por otra parte -su organismo así lo advierte- que pronto comenzará a amanecer, y que es preciso refugiarse en el cubil.
Aun cuando la proximidad del hombre siempre significó peligro para el zorro marsupial, muchos se acercan a las viviendas humanas y anuncian su presencia con chillidos prolongados y muy estridentes.
Hoy, la caza del animal está limitada por severas leyes, pero hubo una época en que se lo persiguió implacablemente. Su piel era muy requerida, especialmente en Europa, y los cazadores mataban a cuantos animales podían, para exportarlas.
En cada parición nacen uno o dos cachorros, luego de una gestación de 17 a 18 días. Durante tres meses permanecen mamando dentro del marsupio; al salir se aferran al lomo de la madre.
El varano, gran lagarto carnívoro, es uno de los más peligrosos depredadoes del zorro marsupial. El reptil trepa a los árboles y caza las crías y adultos en el hueco donde se refugian; la aparición del gran lagarto los paraliza de terror y son presa fácil.
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