CLASE: Aves
ORDEN: Cuconiformes
FAMILIA: Tresquiórnidos
Se las conoce también como bandurrias y corocoros.
Ave de tamaño medio, patas largas y delgadas, cuello largo y robusto y pico también largo, fino, robusto y curvado hacia abajo. La mayoría de las especies son muy sociables pues anidan, se alimentan y vuelan en grupo. Hay más de veinte especies.
Se encuentran en todo el mundo con excepción de las zonas frío intenso; están en los terrenos anegados de poca profundidad, como pantanos y en las orillas de ríos y lagos.
Su plumaje suele ser suntuoso, especialmente cuando se las contempla reunidas en grupos. Su vuelo es rítmico y lleno de gracia; una formación de ibis planeando hacia su lugar de descanso nocturno a la puesta del sol es una visión memorable, pues baten sus alas al unísono y cuando paran lo hacen primero las de vanguardia siguiendo las que van detrás.
Cuando descansan en las ramas desnudas de los árboles parecen aves heráldicas por su silueta. Los ibis escarlata posados a la caída del sol dan la sensación de gigantescas flores iluminadas por el sol de poniente.
Algunas especies son migratorias como el ibis sagrado y el ibis eremita.
Algunos viven en pantanos y lagos a lo largo de la orilla, en donde se alimentan de pequeños animales acuáticos como ranas, peces, gusanos y pequeños reptiles.
El ibis ermitaño vive en lugares mucho más secos del norte de África y Oriente Medio, y se alimentan de escarabajos y otros animales terrestres. Al ibis sagrado se le llama deshollinador, pues se alimentan de carroña, y limpian los interiores de las reses muertas, eliminando los insectos que allí se crían.
El macho escoge, a menudo, el lugar de anidación y, mediante una conducta de ostentación, apuntando con el pico y haciendo reverencias, atrae a las hembras, que en principio son rechazadas. Cuando acepta una hembra, la pareja se saluda y se asea mutuamente.
En las especies solitarias utilizan fuertes vocalizaciones, para mantener contacto, y pueden permanecer emparejadas todo el año.
Construyen el nido en los árboles, excepto el ibis ermitaño, que anida entre las rocas; la tala forestal les afecta, pues aunque no se tale el árbol donde anidan, lo abandona si talan los que le rodean.
El macho recoge material para hacer el nido, que se lo ofrece ritualmente a la hembra, y ambos lo defienden.
La cópula tiene lugar en el nido, que es una plataforma formada por ramas pequeñas y juncos desordenados.
La hembra pone de 3 a 4 huevos blancos o azules y ambos padres los incuban; al relevarse en el nido se acarician juntando los picos y se halagan limpiándose y arreglándose mutuamente las plumas y comunicándose en voz baja.
Los polluelos son alimentados regurgitando la comida, cuando introducen el pico en el esófago de sus progenitores; los fracasos en la cría no son raros cuando los suministros de alimento se agotan. A las dos semanas de edad, las crías abandonan el nido y descansan en las ramas en grupos; el plumaje de adulto lo adquieren entre el primer y segundo año de vida.
Los antiguos egipcios veneraban al ibis sagrado porque aparecía en Egipto cada año con la crecida anual del Nilo y anidaba en las zonas inundadas.
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