ORDEN: Psitaciformes
FAMILIA: Psitácidos
GENERO Y ESPECIE: Ara macao
La guacamaya roja, guacamaya bandera, lapa colorada o lapa roja (Ara macao) es un ave grande y colorida, perteneciente a la familia de los loros (Psittacidae). Su distribución abarca un extenso territorio que va desde los bosques húmedos tropicales del sur de México hasta el noreste de Argentina, de cero a mil metros sobre el nivel del mar.
Mide entre 81 y 96 cm de largo y pesa de 1060 a 1123 g. Macho y hembra adultos son generalmente rojos, con azul en la parte baja del dorso. La cola es roja con una punta azul. En las alas hay plumas amarillas, que pueden tener una punta verde. La parte superior del pico (mandíbula superior) es clara con una mancha negra a cada lado, en la base. La parte inferior del pico (mandíbula inferior) es negra. Entre la mandíbula inferior y el ojo hay un área de piel blanca sin plumas. Los ojos son amarillos.
Las crías tienen la cola más corta y los ojos grises; además, la mandíbula inferior es más clara.
LEEMOS SOBRE EL GUACAMAYO
El hueco del árbol no es lo suficientemente amplio para albergarlos, pero la pareja va arrancando trozos de madera carcomida, en un trabajo incesante que dura varios días. Al elegir el refugio para construir el nido, los guacamayos, también llamados araras, dan el primer paso para constrir la morada de una de las parejas más unidas de la naturaleza.
Una vez formada, la unión solo se rompe con la muerte de una de las aves. Puede durar muchas décadas, desde los dos años de edad hasta los cien. Se sabe con certeza que, en cautiverio, los guacamayos llegan a vivir hasta 60 años. En libertad, algunos zoólagos admiten que puedan vivir un siglo, si logran escapar de sus enemigos.
Construido el nido, la hembra pone dos huevos, a veces del tamaño de los de gallina, o más grandes. Los polluelos crecen de prisa, alimentados por los padres, que les dan frutas, semillas, brotes y otros alimentos vegetales, transformados por completo en papilla.
La madre tritura la comida con su fuerte pico, y enseguida la coloca directamente en los hambrientos picos de sus vástagos.
Aun despues de que aprenden a volar, y ya provistos de su plumaje definitivo, muchas veces continuan junto a sus padres. Recién se alejan hacia los dos años de edad, cuando llega la época de formar su propia pareja.
Por la belleza del vistoso plumaje, y su capacidad para aprender a imitar la voz humana, los guacamayos de distintas especies son domesticados, en especial en zonas rurales. Pero no todos son parlanchines. La arara roja, por ejemplo, solo emite un sonido, más o menos parecido a "arara", de donde se originó su nombre.
Además de la capacidad de articular palabras, la lengua de la arara ofrece otra particularidad: en algunas especies está recubierta por minúsculas plumas rudimentarias.
Los guacamayos o araras, al igual que los loros, en el sentido estricto de la palabra, no "hablan", como es obvio. Solo imitan sonidos de la voz humana y de otros animales. Los científicos no han encontrado hasta hoy ninguna explicación del porqué los araras, papagayos, periquitos y otras aves, poseen esa rara y maravillosa capacidad para imitar los sonidos.
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