Es una de las mangostas más pequeñas; los ejemplares adultos pesan aproximadamente un kilogramo y rondan los 50 centímetros de largo, de los que hasta 25 corresponden a la cola.
Las suricatas tienen garras fuertes y curvadas que utilizan para cavar, y un hocico bastante puntiagudo. El pelaje es marrón claro, con franjas cortas paralelas de color más oscuro en la espalda. Son conocidos por permanecer de pie en sus extremidades traseras vigilando en búsqueda de presas o para evitar ser sorprendidos por sus depredadores.
Es una especie diurna y de costumbres sociales. Son animales excavadores, que viven en grandes redes subterráneas con múltiples entradas. Sólo las dejan durante el día. El tamaño de las colonias puede alcanzar los 40 individuos.
Alimentación
La base de su alimentación son los invertebrados tales como arañas, escorpiones, saltamontes, gusanos, orugas, miriápodos, caracoles, aunque de vez en cuando capturan pajarillos, roedores y pequeños reptiles. También es aficionada a las semillas. En cautividad aceptan gustosos gran cantidad de alimentos diferentes: ratones, pollitos, gusanos de la harina langostas, grillos, carne de ternera, de pollo, de conejo, semillas de sandía, de calabaza, etc. Cazan en grupos y protegen a sus jóvenes.
Como proceden de climas cálidos y semidesérticos, su vida está muy ligada al ciclo solar. Tanto así, que - según los biólogos - cuando llevan unos días sin tomarlo, prefieren un buen rayo de sol antes que su plato preferido: un puñadito de insectos vivos.
Cada mañana las suricatas se ponen en fila sobre sus patas traseras ante el sol del amanecer para entrar en calor tras el frío de la noche. Se asean unas a otras emitiendo simpáticos sonidos. Estas muestras de cordialidad pueden extenderse por media hora o más, hasta que por fin salen juntas de caza.
La suricata posee un único ciclo reproductor anual, que además es muy breve. El período reproductor empieza en primavera, durante la época más calurosa y húmeda, y la hembra pare de 2 a 5 crías (hasta 7 en cautividad), en verano, tras un período de gestación de 73 días.
Los pequeños nacen con un peso de 25 a 36 gramos y tienen los ojos cerrados hasta los 10-14 días de edad. Al año adquieren la madurez sexual.
Se pueden distinguir por lo menos diez tipos distintos de sonidos, que son usados en otras tantas situaciones y que estimulan un determinado comportamiento entre sus miembros.
Puesto que no se aleja demasiado de su madriguera, los recursos alimenticios de su sector disminuyen rápidamente, por lo que las colonias de suricatas se ven forzadas periódicamente a buscar nuevos territorios donde establecerse.
Su pelaje es especial para retener el calor que les permite pasar la noche y los días de frío.
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