También me gustan los crustáceos, lombrices, renacuajos o ranas. Localizo las presas no con la vista, sino tanteándolas con el pico, extremedamente sensible.
En cautiverio requiero cuidados muy exigentes y allí se añade a mi dieta un complemento de yemas de huevos muy frescos.
Volviendo al pico, una de mis características más llamativas, diremos que a diferencide las anátidas, no es rígido sino flexible, correoso y suave al tacto, de consistencia carnosa y cubierto por piel desnuda. En él se abren los orificios nasales y se disponen multitud de receptores sensoriales capaces de captar campos eléctricos producidos por las posibles presas bajo el agua.
Sólo los individuos jóvenes poseen dientes, que se transforman en láminas córneas en los adultos.
(Más dato en Ornitorrinco 4).
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