ORDEN: Paseriformes
FAMILIA: Fringilidos
GENERO Y ESPECIE: Loxia curvirostra
Se reproduce en los bosques de América del Norte, Europa, y Asia. Algunas poblaciones se reproducen en los bosques de pinos en ciertas áreas de los tres continentes, y en América del Norte también en los bosques de abeto. Anida en las coníferas.
Casi inmóvil en el nido, el pico-cruzado parece solo un puñado de hojas, entre la fronda del pino. Bajo su cuerpo de plumas verdes, palpita la vida en el interior de cuatro huevitos, a punto de romper las cáscaras.
Durante las dos semanas en que permaneció empollando tres o cuatro huevos, muy pocas veces dejó su puesto para beber, en un rápido vuelto de ida y vuelta. Comía tan solo lo que llevaba el macho, aun cuando precisaba mucho alimento, para mantener su cuerpo siempre cálido, a una temperatura constante.
Machos
Finalmente, los fuertes picotazos de los polluelos al nacer rompen las cáscaras de los huevos. Los pajaritos, de tamaño un poco mayor que una cucaracha, salen con gran esfuerzo. Sus picos muy abiertos dejan escapar un pio constante y agudo, con el que manifiestan su hambre voraz.
La pareja, alborotada, también comienza a piar y revolotear, y emprende la búsqueda de enormes cantidades de comida.
Hembra
Aun después de aprender a volar, y ya con veinte días de vida, los polluelos continuarán reclamando comida a los padres. Recién a esa edad su pico terminará de cruzarse, y de ahí en más funcionará como una poderosa tijera, que utilizarán para cortar tallos de frutas y piñas.
El macho es quien generalmente se encarga de la difícil tarea de arrancar la piña. La hembra, más chica, casi siempre se limita a mirar. La parte más ardua de la operación es retorcer el tallo de la piña hasta romperlo. Este trabajo debe ejecutarlo casi siempre cabeza abajo y le exige un enorme esfuerzo.
Cuando finalmentge logra desprender la piña del tallo, la tralada a un lugar seguro, aferrando sus patas en las pequeñas escamas. La mayoría de las veces, el ave escoge una horqueta segura, para desprender y comer sin ningún riesgo los piñones, sin dejar, desde luego, que ninguno de ellos se le caiga al suelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario