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15 de marzo de 2011

Oso pardo

CLASE: Mamífero
ORDEN: Carnívoro
FAMILIA: Ursidae
GENERO Y ESPECIE: Ursus artcus

Es un habitante característico de los bosques de Europa, Asia templada y América del Norte. En este vasto territorio aparece bajo cierto número de subespecies, que se diferencian unas de otras por la coloración y el tamaño, hasta tal punto que antiguamente se les consideraba como especies autónomas.

Actualmente, solo abunda realmente en Alaska, Canadá y Rusia.

Son plantígrados. En algunas situaciones desfavorables pueden erguirse sobre sus patas traseras para aumentar su campo de visión. Su oído es extremadamente agudo y desarrollado al igual que el olfato, que es excelente, finísimo y, sin duda, su sentido más desarrollado y el que más les ayuda en su vida cotidiana.

Gracias a él pueden detectar a larga distancia muchas de sus fuentes de alimento y también el estado sexual de otros ejemplares durante la época de celo. Sus mandíbulas tienen cuatro caninos o colmillos, puntiagudos y robustos como los de otros carnívoros. Sin embargo, la presencia de incisivos aptos para cortar hierba y tallos, y de molares amplios y aplanados capaces de triturar alimentos de origen vegetal, hacen que la dentadura de este carnívoro esté perfectamente adaptada a un régimen omnívoro.


Los osos pardos pueden pesar casi media tonelada, y son capaces de cortar grilletes de acero de 12 mm y acometer a 50 kilómetros por hora. No obstante, estos enormes animales son también una de las especies más vulnerables.

Su longevidad es de 25-30 años en estado silvestre. Su longitud corporal va desde 1,50 hasta 2,95 metros, dependiendo de la subespecie, y alacanza una altura en la cruz de hasta 1,30 m. Su peso también varía, desde los 100 hasta los 675 kg.

El color de la piel es muy variable, ya que puede ser crema, canela, parda o negra. Las crías suelen presentar un collar blanquecino más o menos amplio alrededor del cuello, marca que normalmente desaparece a partir de la primera muda al año de edad. El pelaje se renueva una vez al año en la época estival.


A grandes rasgos, la cabeza forma una línea cóncava entre la frente y el hocico; sus orejas apenas destacan en la maciza cabeza, y los altos hombros determinan una línea de espalda muy caída.

La visión no la tiene muy desarrollada comparada con otros sentidos, aunque sí puede ver en color durante la noche. A larga distancia reconocen formas pero no detalles, y detectan mucho mejor animales u objetos en movimiento que inmóviles.

Durante el período de 4 a 7,5 meses que pasa fuera de su guarida (y aún más entre los que viven en tierras meridionales) el oso pardo consume grandes cantidades de comida (de 12 a 16 k por día).

Como no digiere bien la vegetación fibrosa, selecciona mucho su alimento, pero éste sufre sensibles cambios, ya que el oso pardo pasa de prados alpinos a orillas cubiertas de matorrales.

Estos osos son omnívoros, con muelas aplanadas y cortantes colmillos de 30 mm de largo y más.

Es frecuente que sus grandes garras sobrepasen los 6 cm de largo; el animal las emplea para desenterrar tubérculos y roedores escondidos en sus madrigueras.


Su alimento preferido consiste -aparte de los panales de miel- en vegetales: hierbas suculentas, tubérculos y bayas. Ocasionalmente ingiere larvas de insectos, pequeños roedores, salmones, truchas, carroñas, jóvenes mamíferos ungulados (ciervos, etc.) y animales de granja.

Algunos individuos se especializan en la captura de grandes presas, sobre todo ciervos y algunos otros ungulados. Debido a su caracter de superdepredador, los osos no tienen predadores naturales, por lo que el hombre es su única amenaza.

Los osos pasan el invierno en un estado de hibernación, utilizando la mayor parte del tiempo en prepararse para el letargo invernal, guardando en los tejidos adiposos un 75 por ciento de la energía obtenida de los alimentos.

En las últimas comidas antes de la hibernación ingiere hierbas y tierra junto a la comida para que se mezcle con la saliva formando un bolo alimenticio que al llegar al intestino grueso colapse el orificio secretor e impida su salida. Gracias a ese "tapón" los alimentos se van amontonando para que así, aparte de la grasa acumulada, también se puedan extraer nutrientes realizando la digestión, eso sí, de una forma más lenta.

También utilizan tierra y hierba para acomodar sus madrigueras, en las que duermen con un sueño entrecortado, sin variaciones en su temperatura corporal. Cuando despierta, la obstrucción se expulsa sin problemas y es también en este período cuando las osas paren (diciembre-enero) y comienzan a criar a sus hijos.

El apareamiento ocurre en mayo o junio, cuando los machos buscan hembras receptivas. La ovulación es inducida por la copulación, tras un breve cortejo de 2 a 15 días.

La implantación del óvulo fecundado se demora hasta octubre o noviembre, cuando la hembra se refugia en una cueva natural o excavada por ella, en un árbol hueco o detrás de una copa derribada por el viento.



Solo entonces comienza la verdadera gestación, que dura unos dos meses. En plena hibernación en el mes de enero y en la seguridad de la osera, la hembra pare de una a tres crías, excepcionalmente cuatro, que pesan al nacer unos 350 g, y los oseznos alcanzan los 20 - 25 kg al cumplir su primer año de vida. Casi no tienen pelo y están totalmente indefensas.

Viven con la madre aproximadamente un año y medio. El intervalo entre dos partos es de, al menos, dos años, dependiendo de los factores alimentarios.

Así como el número de osos no depende prácticamente de la densidad de población de las hembras, sí depende de la de los machos. Puesto que la reproducción se halla condicionada por el alimento, las hembras tienden a establecer un acceso exclusivo a su comida y unos dominios excluyentes, aunque puede haber una limitada superposición.



Las hembras jóvenes a veces permanecen en los dominios de la madre después de criadas. En un mismo territorio se han visto tres generaciones de hembras.

Los machos adultos son solitarios, y sus dominios pueden cercar los de varias hembras adultas, superponiéndose también a los de otros machos adultos.

Los machos jóvenes pueden viajar hasta 100 kilómetros después de abandonar a la madre, y ocupar mucho de su tiempo en evitar un arriesgado contacto con machos ya adultos.

La caza legal puede ser controlada, pero al oso que penetra en los dominios del hombre, se les elimina por la amenza (real o imaginada) que significan para el ganado. Y es que las ciudades y el ganado son incompatibles con los osos.

Por qué son agresivos los osos

Cada año, los grandes osos hieren o matan a otros osos, y a veces a personas. ¿Por qué?. La razón, tanto en los machos como en las hembras, se halla en el ansia reproductiva. Las hembras de oso pardo de las zonas interiores subtropicales no suelen parir más de seis u ocho crías a lo largo de la vida.

Así pués, cada cachorro resulta crucial para el éxito reproductivo de la hembra, por lo que es objeto de una defensa furiosa. Otros osos -o personas- que pasen lo suficientemente cerca para considerarse una amenaza a la supervivencia de la cría son atacados y, en ocasiones, heridos o muertos.

Los machos pelean para asegurarse de que son padres de todas las crías posibles, y así perpetúan sus propios genes. Dado que las hembras receptivas escasean, están dispersas y solo se hallan disponibles para la procreación cada tres años, aproximadamente, época en que se muestran promiscuas y pueden concebir crías de distintos machos, el animal tiene que decidirse por defender a una sola hembra de la atención de otros machos, o bien por cubrir a tantas hembras como pueda. Los osos optan por esto último.


Fuera de la temporada del apareamiento, los machos adultos también establecen una jerarquía de dominio sobre el acceso a las hembras. Esto ocurre particularmente cuando varios machos adultos se reúnen en puntos donde se concentra la comida.

Hábiles pescadores de salmones

Los osos pardos atrapan su presa con los dientes o las garras, y por regla general se la llevan a la orilla antes de separar delicadamente la carne, primero de un lado y luego del otro, dejando la cabeza, las espinas y la cola.

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