ORDEN: Coleópteros
FAMILIA: Lucánidos
GENERO/ESPECIE: Lucanus cervus
Se le considera el escarabajo más grande de Europa
Su tamaño total varía entre los 3 y 9 cm en los machos y los 2,8 y 5,4 cm en las hembras. Presentan un notable dimorfismo sexual; los machos son mayores que las hembras y poseen las mandíbulas mucho más desarrolladas que utilizan para la lucha; tienen una forma que recuerda los cuernos de un ciervo, de donde deriva su nombre común.
Su aspecto atemoriza, cuando se aproxima zumbando en vuelo descontrolado. Pero los cuernos dentados son en realidad un adorno, casi sin ninguna función.
Aun cuando los machos pelean, disputándose una hembra, la terrorífica pinza no llega a causar herida alguna. Sus luchas nunca son mortales ni mutilantes y, muchas veces, cuando termina el combate, cada rival se aleja por su lado, sin que se sepa cual es el vencedor, y sin que ninguno se acuerde de adueñarse de la hembra por la cual lucharon.
En cierto modo, ella es la que correr mayor peligro. Luego del apareamiento, la hembra pone los huevos en el tronco de un árbol y muere poco después.
La vida del adulto, por otra parte, es bastante corta, en relación con el tiempo que este insecto ocupa en atravesar todas las fases del desarrollo. Del estado larval hasta el estado adulto transcurren de cuatro a seis años. El plazo varía, según las especies de lucánidos, cerca de setecientas.
Si sobrevivie a todos los peligros que lo amenazan en el estado de larva, el animal vivirá como máximo unos seis meses más.
En buena parte, lo que perjudica la vida de los lucánidos es su ineficiencia en el vuelo. Las alas se encuentran bien protegidas dentro de los élitos duros y móviles con respecto al tronco. Para volar, empero, el bicho se ve bastante entorpecido por los élitros, que debe mantener en una posición desfavorable para el vuelo.
Por este motivo, el lucánido debe emprender el vuelo con el cuerpo en posición vertical, lo que dificulta la orientación y disminuye la velocidad en el desplazamiento; lo cual lo torna muy vulnerable.
El vuelo del ciervo volante nunca sobrepasa el centenar de metros de recorrido. El posarse le resultado difícil, a pesar de la fuerza en las patas. Cuando disminuye la velocidad, el peso le hace perder equilibrio. Si cae de lomo, la cosa se torna complicada pues puede llegar a permanecer así hasta una hora.
Al fin de la tarde, cuando disminuye el calor, los ciervos volantes inician sus vuelos torpes y lentos. Ni el peso ni la forma lo favorecen.
Una de las pocas funciones de los cuernos espectaculares es agarrar al adversario y arrojarlo al suelo, en las luchas que entablan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario