Esta muy extraña ave del género Casuarius se distribuye en Australia, Nueva Guinea y Nueva Zelanda. Solitario y arisco, camina lentamente por la selva lluviosa tropical, picoteando frutos del suelo, como si fuese una gallina. Pero además, engulle insectos grandes, pequeños reptiles, huevos y polluelos de aves que anidan en el suelo, y hasta pequeños mamíferos.
Su plumaje negro está formado por plumas ásperas, algunas de ellas terminan en filamentos como pelos. El cuello es de color azul y rojo (carúncula) y tienen una gran protuberancia ósea sobre la cabeza, llamada casco, que puede dar protección al ave en los momentos en que el animal se desplaza entre la densa vegetación de su hábitat.
El casuario no oye muy bien, pero su visión es mejor que la del hombre. Así, cuando advierte la presencia del aborigen entre el follaje, a veces emprende la fuga. La vegetación constituye un obstáculo para un animal tan grande –un metro y medio de altura- pero no lo detiene.
Puede saltar hsta un metro y medio de altura y en terreno llano puede desarrollar una velocidad de cincuenta kilómetros por hora. Es capaz de nadar también, cuando es preciso.
Cuando se ve obligado a pelear, el casuario es un adversario terrible; salta hacia delante con gran impulso y clava en el adversario sus garras poderosas, una de las cuales mide 15 centímetros. Es la uña del dedo interno, larga y filosa como un puñal.
Durante la Segunda Guerra Mundial, las tropas americanas y australianas destacadas en Nueva Guinea fueron advertidas para permanecer bien alejadas de estos pajaros.
El casuario macho, menor que la hembra, empolla de seis a nueve huevos, en una excavación rasa del terreno. Después de un mes de incubación nacen los polluelos, muy vivaces. Al día siguiente ya recorren las cercanías en busca de comida, guiados por el padre. A diferencia de la mayoría de las aves, ignora a la madre para seguir siempre al padre.
En el siguiente video puede a un casuario y sus polluelos.