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9 de mayo de 2012

Aves - Buitre orejudo (Torgos tracheliouts)

CLASE: Aves
ORDEN: Accipritiformes
FAMILIA: Accipritidae
GENERO Y ESPECIE: Torgos tracheliouts

El buitre orejudo, llamado también buitre torgo es propio de África. Es de gran tamaño (las alas pueden alcanzar a 2,6 y 2,9 metros, y pesa entre 6 y 8 kilos). El aspecto es inconfundible tanto por su gran talla como sobre todo por su pescuezo desprovisto de plumas y de tintes rosados que le hacen asemejarse a un pavo. 


Lo encontramos también en la península Arábica. Su distribución comprende gran parte del continente africano al sur y este del desierto de Sahara. Habita en las llanuras secas, en los desiertos, en zonas montañosas. Se le documenta hasta los 4500 metros de elevación. 


Su principal característica es precisamente su poderoso pico, más grande y macizo que el de la mayoría de las especies de buitres y que constituye una adaptación para poder arrancar y perforar la piel y los duros músculos de los animales muertos. 


Anida en solitario sobre los árboles espinosos y en las grietas en las rocas. La nidada usual consiste de un huevo, que eclosiona a los 55 días aproximadamente. Construye una plataforma extensa, de hasta 1,5 m de diámetro, y la reviste interiormente con pelo y con hierba. Aunque prefiere las acacias espinosas bajas y expuestas, a veces lo hace sobre un boabad. 


OJOS. A diferencia de la mayoría de los otros animales, los buitres y otras rapaces diurnas tienen dos fóveas o puntos de máxima sensibilidad visual en cada ojo. Dado que, en cada uno de estos órganos una fóvea está dirigida lateralmente y la otra hacia delante, estas aves pueden ver en cualquier momento tres campos distintos con nitidez y precisión: dos laterales, con visión monocular independiente, y uno central con visión binocular o combinada, es decir, con una perfecta apreciación del relieve y la distancia. 

Como contrapartida, estos ojos tan perfeccionados son semitubulares y no pueden moverse mucho dentro de sus órbitas, lo que significa que el ave debe ladear, bajar o subir la cabeza para dirigir su visión hacia el objeto. 


La lengua, tapizada de púas, permite arrancar en pocos segundos la carne blanda que recubre los huesos. A diferencia del resto de los buitres, el torgo puede perforar la piel de las carroñas para alimentarse, siendo las más magras y duras su especialidad, mientras que el resto de las especies se decantan por las vísceras que son más blandas. 

En este sentido su papel ecológico viene a ser similar al del buitre negro en Europa, y suele ser el primero en acceder a las carroñas, abriendo paso al resto de las especies de buitre cuando éste ya ha perforado la piel y facilitado el camino al interior de la carcasa del animal muerto. Su función por tanto es de gran importancia, tanto que incluso el resto de las especies de buitre le abre paso para que pueda empezar a despiezar una carroña. 


Las diferencias específicas en el tamaño corporal, en la fuerza y en el tamaño del pico permiten que una misma carroña sea utilizada por varias especies de buitres. Mientras los del género Gyps devoran principalmente la carne y las vísceras, las especies de mayor tamaño consumen asimismo la piel, los tendones e incluso algunos huesos, y los buitres más pequeños suelen alimentare con las piltrafas que se desprenden del cadáver. 


La coexistencia de varias especies de buitres en una misma carroña tiene su ejemplo perfecto y más estructurado en la sabana africana, donde las seis especies de buitres que la pueblan forman un auténtico gremio. Aplicado a los animales, este término designa el conjunto de especies de una comunidad que se agrupan para explotar de un modo similar el mismo tipo de alimentos. Aunque explotan los mismos recursos, difieren en sus requisitos alimentarios. 



De este modo, mientras el buitre dorsiblanco y el moteado introducen sus largos cuellos en la cavidad abdominal para devorar las vísceras y los músculos blandos, el buitre orejudo y el cabeciblanco, más capacitados para desgarrar la piel, los músculos duros, los tendones y otros elementos coriáceos, atacan directamente estos tejidos. Los alimoches común y sombrío, por su parte, suelen merodear entre los trozos que se desprenden del cadáver, sin acercarse demasiado a sus parientes de mayor tamaño.
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1 comentario:

Francisco Flecha Rodríguez dijo...

Un animal maravilloso

La gente lo acusa erróneamente de feo y asesino despiadado con lo ahorrador que es, siempre aprovechando lo que otros desperdician, literalmente. La crisis no le afectaría en absoluto.

Un abrazo, Gustavo