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9 de febrero de 2011

Aves - Martín pescador

Si nos hablan de Alcedo atthis pocos sabremos de que se trata, pero si nos dicen Martín pescador, toda cambia, porque quién no ha oído hablar de esta singular y colorido pajarito?
Pero para ser rigurosos, leamos a los científicos decir que Alcedo atthis es una especie de ave coraciiforme de la familia Alcedinidae, que habita en lagos y ríos de Europa, América, África y Asia.

Descripción
El dorso del cuerpo, cabeza y alas es azul-turquesa con destellos verdoso-metálicos. El vientre y un par de zonas bajo los ojos son de color naranja, mientras que las zonas de la garganta, orejas y orificios nasales son blancas. A pesar de estas generalidades, es complicado dar un patrón exacto del color de su plumaje, ya que éste varía según la incidencia de la luz. En cualquier caso, es un ave inconfundible.

El pico es largo, constituyendo una parte nada despreciable de la longitud total del cuerpo (15,50 -19 centímetros.), de color negro con transición a naranja en la zona más cercana a la cabeza de la mandíbula inferior. La envergadura alar ronda los 7,5 cms y el peso medio los 35 gramos. Las patas son muy cortas, y al igual que los pies son de color rojo vivo. El dimorfismo sexual en esta especie es poco acusado: en las hembras, la zona de color anaranjado de la mandíbula inferior es más amplia.

Sorprendentemente, a pesar de su espectacular plumaje, su mimetismo con el entorno es grande. El plumaje castaño del pecho hace que sea difícil de ver desde la otra orilla, y su espalda y alas azul se confunden con el agua del río si se le ve de espaldas.

Reproducción
Pone de 5 a 7 huevos esféricos, brillantes y blancos al final de una galería excavada en las márgenes del río, a poca altura sobre el nivel del agua. Macho y hembra colaboran en la construcción de la galería, unas veces desde cero y otras modificando una madriguera abandonada de avión zapador o de rata de agua. El nido puede alcanzar una profundidad de un metro, pero con frecuencia mide bastante menos.
Realizan dos puestas al año, reutilizando en muchas ocasiones el mismo nido, que limpiarán de restos de pescado e insectos antes de la segunda puesta. Aunque varían según las regiones, la primera suele ser en abril y la segunda en junio, aunque se conocen puestas en meses tan excepcionalmente tardíos como octubre.


Los huevos son pequeños, de unos 22,5x18,7 mm. Tanto el macho como la hembra se reparten las tareas de incubación, que suelen durar entre 19 y 22 días. Los pollos nacen desnudos de plumón, con una piel rosa azulada. A los 23 días ya están listos para salir del túnel, pero aún permanecerán dos o tres días más en un posadero cercano al nido hasta que se decidan a echar a volar.
La tasa de mortalidad en los primeros días es muy alta. Ya sea porque son capturados por depredadores, o porque se ahogan en sus primeros intentos de pesca, no suelen sobrevivir más de dos pollos de cada puesta.

Alimentación

Su alimentación básica la componen los pequeños peces que divisa desde las ramas bajas de un árbol o un arbusto. A continuación, se zambulle rápidamente con el pico por delante y los ojos cerrados, y captura a su presa con una altísima tasa de éxito. Tras la captura, retorna a su puesto anterior, donde la traga de una pieza. En otras ocasiones maniobra velozmente sobre la superficie del agua, buscando un lugar más propicio para sumergirse. Todo esto sería imposible sin sus potentes músculos alares y de la base del cuello.

Ocasionalmente, si la zona de pesca no dispone de posaderos adecuados, el Martín se suspende en el aire al acecho, aleteando vigorosamente y manteniendo la cabeza inmóvil.


Leemos en la revista Natura:
Rápido como una centella, tan bello como un colibrí y de pico tan certero que parece un arpón teledirigido, el Martín pescador es, sin duda, una de las aves más llamativas y espectaculares. Asiduo poblador de los cursos medios y bajos de los ríos de aguas claras y poco profundas, este pequeño y voraz pájaro es un pescador empedernido y casi infalible.

Si le “velocidad de crucero” de un Martín pescador se acerca a los 100 kilómetros por hora, cuando se trata de un vuelo en picado para capturar a una presa, aumenta a más de 120. Esta rapidez, junto al factor sorpresa, hace que esta ave raramente falle en alguno de sus intentos. Se estima que de cada diez zambullidas, nueve las termina con éxito.
En un día normal, si las condiciones del tiempo lo permiten, efectuará entre seis y ocho intentos, suficientes para conseguir la comida que precisa. Pero llegada la época de cría, cuando es necesario alimentar a la hembra y a los hambrientos polluelos, la actividad es plena y continuada, llegando a realizar hasta 50 inmersiones.

Si el Martin pescador quiere alimentar a uno de sus polluelos, deberá colocar el pequeño pez en su pico con la cabeza hacia fuera para que esta sea lo primero que trague el polluelo. Por el contrario, si engulle él mismo la presa, ubica al pez con la cabeza hacia adentro.


Aproximadamente el 65 por ciento de su dieta se compone de pescado. La complementa con insectos acuáticos, pequeños crustáceos y renacuajos, a los que captura con la misma técnica. Es frecuente que emita un estridente sonido similar a un chiii o tiiit mientras pesca.

Debido a su método de pesca, el Martín pescador común necesita de la presencia de densa vegetación fluvial junto al agua, además de que ésta sea pura y cristalina, por lo que tolera bastante mal la contaminación del agua. Ésta, además de las olas de frío ocasionales que congelan la superficie del río impidiéndole pescar, son las principales causas de mortandad en esta especie. (Fuente: Wikipedia)

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