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16 de febrero de 2011

Fenec

El fénec (Fennecus zerda) es una especie de mamífero cánido del género Vulpes (zorros), que habita en el desierto del Sáhara y Arabia.

Con sus características orejas, se trata de la especie más pequeña de la familia Canidae. Su pelaje, orejas y función renal están adaptadas a las condiciones físicas del desierto: temperaturas extremas y escasez hídrica. El término fénec proviene del árabe, que significa zorro.


Cabeza baja y hocico próximo al suelo; así avanza el fenec, seguido por los demás. Por momentos se detiene y observa. Puede divisar cualquier sombra que se mueva en la oscuridad de la noche, pero no se ve nada aún. Prosigue, porque el olfato le indica que por allí acaban de pasar los saltarines ratones de las pirámides.

Después de una larga marcha, finalmente sus enormes orejas captan ruidos leves; son los movimientos de los ratoncitos; es un rumor apenas perceptible. Acelera el paso y, en poco tiempo, allá va todo el grupo en precipitada persecución.

El fenec sobrevive especialmente en función de sus agudos sentidos. En el desierto la comida no es abundante para ningún animal. Y además, los enemigos se hallan muy cerca, incluyendo chacales y víboras. Como defensa, el fenec cava túneles para esconderse con su familia.

El pelaje es otro de los elementos de que dispone para protegerse. Durante las horas del día la temperatura del aire es mayor que la del cuerpo, y por la noche hace mucho frio. En ambos casos el pelaje actua como aislante, equilibrando la temperatura del cuerpo.

Para el fenec, casi todas las formas de vida que existen en el desierto son posibles alimentos, salvo cuando se encuentra con algún animal más fuerte que él. Mientras uno devora a un lagarto, otro persigue al velocísimo ratón de las pirámides y un tercero ataca un nido de pájaros.

Si no hay caza, los dátiles caídos también sirve . Las limitaciones de su apetito las dicta la hora: es un animal de hábitos nocturnos, no caza de día.



Algunas veces, la jornada de caza rinde más de lo que puede comer. Entonces, esconde las sobras en un agujero, para cuando llegue el hambre.

Se trata del cánido de menor tamaño que existe, pues sólo tiene una altura de 20 cm hasta la cruz y 40 cm de largo (más 25 cm de cola) y pesa entre 0,7 y 1,6 kg. Sus rasgos más distintivos son su pelaje color arena, más claro en la cara y el vientre, su cola larga y lanosa con la que se abriga cuando duerme, el morro muy corto y sobre todo sus enormes orejas (de 10-15 cm), que le ayudan tanto a oír el más mínimo sonido como a irradiar el exceso de calor al exterior.


Complementa su dieta con frutos (dátiles, bayas, etc.) que encuentra en los oasis, donde también se aprovisiona de agua. Pueden llegar a saltar hasta 60 cm en altura y 120 en longitud, lo que les ayuda a cazar y huir de sus enemigos.

Al amanecer retorna a su madriguera, a veces de hasta 10 metros de profundidad y 120 metros cuadrados de superficie, para pasar las tórridas horas del día a salvo del calor. Éstas pueden estar interconectadas con las madrigueras de otros grupos.

Las hembras comparten la madriguera con sus crías (2 a 5 en cada parto), mientras que los machos son solitarios, aunque a veces ayudan a su pareja durante el periodo de gestación y lactancia.

El fénec es un animal sorprendentemente fácil de domesticar, que se habitúa fácilmente a vivir con humanos. No obstante, se le considera una especie rara y por ello es ilegal tenerlos como mascota en muchas zonas de su área de distribución



Los fénecs son animales sociales que se emparejan de por vida y defienden su propio territorio. La madurez sexual se alcanza a los 9 meses de edad. En su hábitat natural, el apareamiento tiene lugar entre enero y febrero y sólo una vez al año. El abotonamiento puede durar más de dos horas. Las crías, con un período de gestación de unos 50 días, suelen nacer entre marzo y abril



El estado de conservación del fénec es no preocupante, según la UICN, y como no amenazada, pero cuyo comercio ha de ser regulado. Es frecuentemente perseguida y cazada por su piel, aunque no causa ningún daño a los intereses humanos No existen estimaciones precisas sobre el tamaño de la población, pero se asume que no peligra debido a las observaciones de los tramperos que los venden a los turistas o para exhibiciones.
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