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19 de marzo de 2011

Antílope negro ó sable (Hippotragus niger)

CLASE: Mamíferos
ORDEN: Artiodáctilos
FAMILIA: Bóvidos
GENERO Y ESPECIE: Hippotragus niger












Distribución geográfica

El nombre del género significa "caballo macho cabrío", y es debido a la similitud que existe entre los antílopes de este género con los caballos, y al mismo tiempo con los caprinos por la forma de los cuernos, largas orejas caídas a ambos lados de la cara, y su resistencia. Los otros miembros de esta subfamilia son los addax y los orix.

Se trata de antílopes de gran tamaño, patas largas, cuellos gruesos cubiertos de crin, orejas largas y móviles, formas redondeadas y una característica máscara facial negra sobre fondo blanco que está presente en todos los miembros de la familia.

No obstante, al contrario que el resto, los sables son de hábitos arbustivos y prefieren el cobijo de la vegetación a los hábitos desérticos de los orix y los addax.

Al igual que el resto de los miembros de su familia, son antílopes fuertes y resistentes, con poderosos cuernos y gran temperamento que luchan con bravura contra sus depredadores; esto queda patente en la forma que tiene de usar su cornamenta en cada caso, pues mientras que en las luchas sociales entre machos por posesión de las hembras o jerárquicas, ambos contendientes cargan el uno contra el otro de rodillas, mientras que al defenderse de sus atacantes, embisten apuntando con su cornamenta.
Pese a sus formidables armas, al contrario que en el caso de los orix, los recentales no nacen ya provistos de cuerna.

Es similar al antílope ruano Hippotragus equinus, pero los machos adultos son de un color negro profundo, salvo por las marcas blancas de la cara y vientre, y sus cuernos son realmente largos superando el metro de longitud, aunque también se encuentran curvados hacia atrás, lo que le da nombre a la especie. Por el contrario las hembras y los jóvenes de la especie son de un tono rojizo.
Esta especie se encuentra amenazada por la caza abusiva y por los conflictos de los países en donde habita.

Como tantos otros herbívoros, los antilopes negros arriesgan su vida por lo menos dos veces al día: cuando van a beber agua a la mañana, y al atardecer. Elñ vigía es el último en beber; mientras la manada sacia su sed, éste se mantiene muy alerta.

Por defender a sus crías, la hembra del antílope negro enfrenta incluso al leopardo. Pero rara vez su ataque llega a intimidad al felino. El leopardo vence, y solo sacrificando su vida la madre salva a sus hijos.

Cuando advierte la presencia del hombre, el impulso normal del animal es huir. Pero, si llega a ser herido por un cazador, ocurre lo contrario. Enfurecido, el antílope agacha su cabeza y embiste a sus perseguidores, tornándose entonces peligroso.

LEEMOS SOBRE ESTE ANIMAL

El antílope es veloz, pero tiene poca resistencia, y termina por ser alcanzado por la manada de hienas. Acorralado y atacado por todos lados, se resiste y logra alcanzar con sus cuernos de más de un metro de largo, a muchos enemigos, traspasándolos.

Se defiende con bravura, pero los mordiscos de sus depredadores acaban por desangrarlo. Sus enemigos son muchos, están hambrientos y excitados por el olor de la sangre. Así, el antílope acaba por sucumbir.

Si hubiese escapado, habría retornado a unirse a su harén de tres o cuatro hembras y a su media docena de crías. Para sobrevivir, el antílope no solo depende sus cuernos imponentes y su velocidad. Los más viejos a veces logran eludir el peligro gracias a la agudeza de sus sentidos.

Estos le permiten advertir desde lejos la aproximación de cualquier posible depredador y huyen a tiempo.

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