Este pequeño mamífero, ampliamente distribuído por las selvas de Centroamérica y buena parte de América del Sur, es conocido también como cuchumbí, mico león, cuchicuchi, huasa, martucha, martilla, mono michi, cusumbo (en Ecuador) o mono nocturno (en Bolivia).
Como resultado de su modo de vida nocturna, que pasa en la copa de los árboles, es capaz de ocupar el mismo hábitat utilizado por los monos platirrinos y los monos capuchinos durante el día.
Se alimenta de flores, brotes, insectos, nueces, huevos y comen pulpa de frutas con su larga lengua. Les gusta mucho la miel, de ahí su nombre, la que comen y lamen.También le apetecen los plátanos. Llegan a invadir huertos para arrancar las frutas de los árboles
En comparación con su pariente cercano, el mapache, el kinkajú tiene una cola particularmente larga, la cual utiliza para asegurarse mientras trepa.
El mico león alcanza una longitud de entre 42 y 58 centímetros, y un peso de entre dos y cinco kilogramos. Su cola de 40 a 50 centímetros es casi tan larga como su cuerpo.
La mayoría de los kinkajous son solitarios. No poseen un período de apareamiento determinado. Durante la primavera o el verano, luego de un período de gestación de alrededor de 120 días, la hembra generalmente da a luz una sola cría, a la cual amamanta durante aproximadamente cuatro meses. Existe un animado contacto vocal entre madre e hijo. Las hembras se vuelven sexualmente maduras a la edad de 30 meses, mientras que los machos lo hacen a los 18 meses.
Los kinkajous son aún bastante comunes en las áreas densamente arboladas. Sin embargo, la destrucción de la selva los está amenazando, especialmente en América Central.
Mientras recorre la copa gigantesca del árbol, el pequeño grupo de kinkajous emite sordos gruñidos y otros sonidos apagados. Ya es de noche; hace poco que abandonaron su guarida y, por tanto, el hambre los inquieta.
Uno de ellos se aproxima al nido de un pequeño pájaro. La avecilla, alertada por el ruido, abre unn ojo somnoliento. Es una hembra que dormía sobre sus huevos y que al advertir el peligro, salta y revolotea ruidosamente, en un intento de asustar al atacante.
En una de sus maniobras, pasan tan cerca de la cabeza del kinkajou, que este se yergue rapidamente sobre las patas traseras, bien sostenido por la cola musculosa y prensil que se enrosca en el tronto, y atrapa al pájaro, con las patas delanteras.
Todo esto lo efectua a velocidad fulminante. Mientras devora la presa, otros kinkajous del grupo llegan al nido y comienzan a disputarse los huevos. Cada uno toma un huevo con las patas, lo quiebra con los dientes y, sentado como un mono, lame el contenido con su larga lengua.
Hay tanto parecido entre los kinkajous y los simios -en realidad, más en los ágiles movimientos que en el físico-, que en muchas partes de los llama "monos de medianoche", con clara alusión a sus hábitos nocturnos.
Domesticable, en cautiverio como casi todo lo que le dan, incluyendo bebibas alcohólicas. Su afición por los alimentos dulces puede llevarlo a beber gran cantidad de licores, a tal extremo que termina borracho y enfurecido.
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