Tejón melero (Mellivora capensis)

CLASE: Mamíferos - ORDEN: Carnívoros - FAMILIA: Mustélidos - GENERO Y ESPECIE: Mellivora capensis

También conocido como ratel o tejón de la miel, fue incluido en el Libro Guinness de los récords como: "most fearless animal in the world" (el animal más temerario del mundo).

Está ampliamente distribuído en la mayor parte del África subsahariana desde el sur de Marruecos y Argelia hasta Sudáfrica. En Asia se encuentra en la península Arábiga, Jordania, Israel, sur de Líbano, Irak, Irán occidental, Azerbayán, Turkmenistán, Pakistán, India y Nepal.

Es de cuerpo alargado y robusto. Suele medir unos 85 centímetros de longitud y 30 centímetros de altura. Un macho adulto llega a pesar 14 kg; las hembras, por su parte, no alcanzan los 9 kg. Tiene cabeza larga, patas cortas y fuertes, con dedos provistos de uñas sólidas muy aptas para excavar, y una corta cola. Su pelaje es gris en la cabeza, cuello, dorso y cola. Las partes inferiores son casi negras, y entre ambas zonas existe una lista muy clara, casi blanca.

Su dieta pasa desde grandes presas hasta, en ocasiones, carroña, aunque su plato preferido lo encuentra destrozando colmenas. Su costumbre de saquear colmenas para alimentarse de miel les ha llevado a enfrentarse con los apicultores, que a veces les disparan, les ponen trampas o los envenenan. Pese a su gusto por la miel es principalmente carnívoro y devora cualquier animal, incluidos roedores, aves, insectos, lagartos tortugas, ranas y serpientes. Comen también alimentos vegetales como las bayas, raíces y bulbos.

Para cazar roedores como los jerbos y ardillas de tierra, excavan sus madrigueras. Son capaces de alimentarse de tortugas, sin dificultad, debido a sus poderosas mandíbulas.

Puede matar a las serpientes venenosas, como las cobras, o las más grandes; se registró, por ejemplo, como un tejón mató y se comió una pitón de tres metros de longitud. Devoran todas las partes de sus presas, incluyendo la piel, pelo, plumas, carne y huesos, sosteniendo su comida con sus patas delanteras. Cuando buscan alimentos vegetales, levantan piedras o rompen la corteza de los árboles.

LEEMOS SOBRE EL TEJON

Entre las manchas de luces y sombras que salpican el bosque, el tejón va husmeando el suelo a paso lento. No lo beneficiará avanzar rápido, pues el hambre lo obliga a muchas paradas sucesivas. Cada vez que se detiene, el animal devora algún pequeño reptil, una lombriz, un insecto, o tal vez hasta algún pequeño roedor que no tuvo tiempo de huir.

El animal es fuerte y resuelto en la lucha. La piel es tan elástica que, capturado por cualquier parte del cuerpo, siempre puede volverse y morder a su atacante. Es una vigorosa dentellada de cuarenta dientes, que los depredadores procuran evitar. Además, sus uñas curvas de excavador producen cortes profundos.

Por todo eso, el tejón casi nunca es cazado, a pesar de su tamaño relativamente modesto.

Existe cierta gregariedad entre los tejones, aunque los machos adultos vivan solitarios. Las hembras conservan a sus cachorros cerca de sí durante dos o tres años. Y aun cuando ya son capaces de cazar solos, con varios meses de edad, excavan sus cubiles cerca de la cueva materna y, a veces, comunicados por galerías.

Después de alcanzar la madurez sexual, los machos van a vivir en cuvas individuales, pero las hembras generalmente continuan en la colonia, donde permanecen los cachorros. Es una colectividad que está formada solamente por las hembras y los cachorros.

Al comenzar el otoño el tejón acumula follaje tierno, para forrar la cueva en la que hibernará. Las cuevas excavadas por las hembras son aumentadas por las generaciones sucesivas, hasta que se convierten en colonias de numerosas familias matriarcales. El animal solo vive doce años; las cuevas duran siglos.

Cuando sale de su letargo hibernal, trata de recuperarse de la debilidad causada por tan prolongado ayuno. En esa época, la miel es uno de los alimentos que proporcionan una recuperación rápida. Para obtenerla, el tejón invade y destruye las colmenas. Las abejas, enfurecidas, nada pueden hacer para detenerlo, pues no consiguen picarlo a través del pelo.

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